Internet y sus relaciones VII
Fecha: 26/01/2018,
Categorías:
BDSM
Sexo con Maduras
Sexo Duro
Autor: Escritordebondage, Fuente: xHamster
... así que nuestra tierna mamá es también una perrita sumisa –rio el Sr. Sotogrande, al tiempo que introducía un segundo dedo en su encharcado chochito y comenzaba un lento mete-saca.María José cerró los ojos, suspiró y sin poderlo evitar empezó a mover sus caderas al ritmo que marcaban los dedos del Amo. Ruth miraba atónita la total dominación de la mamá de Susana. "Vaya pedazo de zorra que está hecha", pensó la excitada muchacha, deseando poder estar en su lugar.¡Ooooh, oooooh, uuuuuh! –gemía María Jose, siendo más vocal de lo que jamás había sido en su vida.¿Te gusta, eh, zorrita? –preguntó el Amo, arqueando sus dígitos y rozando levemente el punto G de la mamá.¡Aaaaaahhaaa! –gimió la hembra.Acercate, perra –ordenó el Sr. Sotogrande, dirigiendose a Ruth- mira lo cachonda que está esta golfa.La joven, inflamada de deseo, recorrió la distancia que la separaba del Amo, mientras éste extraía sus dedos del coño de la mamá y se los mostraba. Los dos dígitos estaban cubiertos por abundante flujo, que hacía que brillasen.Lamelos –ordenó el Sr. Sotogrande.Obediente, Ruth sacó la lengua y lamió el néctar de María José, apreciando un sabor similar pero más fuerte que el de Susana. El Amo repitió el proceso varias veces, embadurnando sus dedos en el coño de la mamá y ofreciendoselos a su sumisa. La cara de María José estaba roja de vergüenza y humillación, mientras escuchaba a la amiga de su hija sorber sus jugos, sin poder hacer nada por detener aquella vejación.El Sr. Sotogrande ...
... acercó entonces su boca al oido de Ruth y le susurró una palabras. La joven salió del salón y volvió a los pocos minutos portando una cámara de video. Mientras pulsaba el botón de grabación se dio cuenta de que las botas de María José descansaban a un lado del sofa y las medias-panty color burdeos formaban un ovillo junto con las bragas a los pies de la mamá, que a excepción de la falda, recogida sobre la cintura, estaba totalmente en cueros. La mujer seguía en la misma posición, arqueada sobre el brazó del sofa, con las piernas más separadas y el sexo más expuesto. El Amo se había desabrochado la pieza de cuero que cubría su entrepierna y con el glande de su poderoso miembro recorría de arriba abajo la encharcada raja de la mamá, que gemía y jadeaba como una perra en celo. Ruth no podía estar más cachonda. Ver a una mujer adulta, casada, como la madre de su amiga, sometida y humillada por el Amo era, sin duda, lo más morboso que había visto en su vida. Por un segundo se le pasó por la mente la imagen de su propia madre en aquella situación y aunque la desechó en seguida, no pudo evitar un espasmo de excitación en su joven chochito.María José, mientras tanto, estaba en otro mundo. Uno nuevo y desconocido para ella. Jamás había estado ni la cuarta parte de lo excitada que estaba en ese momento. Aquellas caricias recorriendo una y otra vez su raja, hudiendose levemente en algunas ocasiones y acariciando su engordado clítoris en otras, la tenían chorreando al borde del orgasmo. ...