Las ayudas de mi suegra
Fecha: 28/01/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... la experiencia fue deprimente, nunca desde que me había casado con mi esposa, le había sido infiel y serlo con una mujer de este tipo lo que hizo fue que me sintiera aún más solo y triste. Esa noche cuando llegué a mi casa por la noche estaba mi suegra sentada en la sala muy seria y mirándome entrar en el estado de ebriedad que venía, se puso de pie y con un porte de seriedad habló: - Mira Roberto, sé que estoy aquí para cuidar a mi hija, y que nuestras relaciones personales nunca han sido muy buenas, pero soy tu suegra y sinceramente estoy muy preocupada de la actitud que has tomado con mi hija, tu esposa, creo que estas tratando de evadir toda la situación refugiándote en el alcohol, y eso aparte de causarte problemas a ti, no mejorará en nada la salud de tu esposa. No creas que a pesar de que siempre estoy en el cuarto con mi hija cuidándola no me doy cuenta que la mayoría de las noches llegas tarde a tu casa y ebrio, trata de hacer algo, hazlo por tu esposa y hazlo por ti aunque esta es una situación muy difícil, debes ser valiente y asumirla con responsabilidad. Yo me quedé callado escuchando las palabras de mi suegra, hasta ese día nunca se había referido a mí en una forma tan sincera. Entonces le dije: - Muchas gracias doña Ana, de verdad que sus palabras son ciertas y para serle sincero estoy sufriendo mucho con la situación de mi mujer, sabe me siento muy solo. Y diciendo esto sin pensarlo en acerqué a ella y la abracé. Ella procedió abrazarme tiernamente mientras ...
... añadía: - Tranquilo Roberto, no se sienta mal, recuerde que además de su esposa, me tiene a mí su suegra, y que voy a tratar de apoyarlo en todo lo que pueda. Yo me mantenía abrazado a ella, y quizás por el efecto del alcohol, la ternura de sus palabras, empecé a sentir un poco de excitación, de pronto me percate de que estaba abrazando a una mujer y a pesar de ser la madre de mi esposa, una mujer mayor, podía sentir el calor de sus senos apretados contra mi pecho a través de su blusa, hasta ese momento nunca había pensado en mi suegra como una mujer a la cual pudiese desear pero ese abrazo estaba provocando que mi verga se pusiera dura. Permanecí abrazado a ella sintiendo sus senos, en realidad estaba poniéndome muy excitado de la situación, así que arriesgándome la abracé aún un poco más fuerte, aproximando mi verga a su pelvis, para que pudiera sentirla a través de su falda. Ella debió sentir mi excitación, porque apartándome suavemente dijo: - Está bien Roberto, creo que mis palabras han sido bien recibidas por usted, vaya y descanse. Y se despidió de mí con: - Que tenga muy buena noche. Y partió hacia el cuarto donde permanecía con mi esposa. Yo caminé por el pasillo hacia mi habitación entré y tumbándome sobre la cama saqué mi verga aún erecta del pantalón y recordando el calor de los senos de mi suegra contra mi verga, me masturbé fuertemente, dejando escapar potentes chorros de semen que fueron a parar en las sabanas de mi cama. La mañana siguiente me desperté con un ...