Mi entrada al paraiso
Fecha: 29/01/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cosita, mmmmhhh…juguetee unos momentos con los elásticos de su calzoncito y después el juego se centro en su perfecto clítoris, durito, jugoso, invitador y seductor, mis dedos lo acariciaban y mi lengua lamía y apretaba sus senos. Y sus palabras entrecortadas por su respiración acelerada, me excitaban aun más y me generaban las más pasionales ideas para amarla. Después de unos bellos instantes, me recosté en la cama y le pedí que se hincara con sus piernas abiertas sobre mi rostro, con ciertas dudas, ella acepto. Imagino que estaba pasándola muy bien, de otra manera se hubiese negado rotundamente. Así que ahí la tenia con su bella, jugosa y aromatizada cosita justo frente de mi rostro, me dedique a lamerla, pero solo por encima de su calzoncito pero aun así ella parecía disfrutarlo, se movía como tratando de acomodarse y en ese instante con mis dedos ansiosos, deslice hacia un lado la delgada tela que cubría su cosita y entonces mi lengua lamió la sensible piel de su cosita, ella elevo repentinamente sus caderas, pero al parecer le gusto porque volvió a depositarse sobre mi lengua y en una lucha frenética entre el sigue y el detente, mi lengua se encargo de decidir por ella y se entrego entera a mi. Pero tengo que confesar que mi princesa continuaba moviéndose con la intención de amoldarse mejor, cosa que me apena decir…no consiguió y confieso que no ...
... fue su responsabilidad, sino responsabilidad del cansancio de la erecta lengua de una servidora. Bueno pero tras la frustración, una bendita solución, así que la recosté en la cama y eleve sus piernas, me rendí ante su lubricadísima cosita y ahí mi lengua no tuvo problema alguno, parecía pez en el agua moviéndose generosamente, rítmica y placidamente, mmmmh…eso era el cielo, por primera ocasión me deleitaba con las mieles de mi bella princesa, con mis manos me encargaba de abrir mas y mas sus muslos, con mis manos me encargaba de abrir mas y mas las puertas del paraíso y ella me recibía así, jadeante, agradecida, pero sobre todo orgásmicamente estallante. Después de esto podrían pensar que pasaron 1 o 2 horas, verdad? Pero están lejos de la verdad, cuando menos pensamos, los rayos del sol nos daban los buenos días, así es…definitivamente mi princesa y yo nos habíamos vivido la noche amándonos en secreto y ¡Que manera de vivirla! Tal vez el hecho de que la recamara de nuestro idilio quedara justo en medio de la recamara de los jefes de tan honrosa familia y al lado de la recamara de una de nuestras mejores amigas, nos brindaba cierta sensación de aventura. Y los novios? Ojala y hayan tenido una noche como la mía, aunque lo dudo. Una cosa si es verdad, esa noche fue la primera de tantas ocasiones que la princesa de mi cuento de hadas me lleva al paraíso.