Esposo y esposa curiosos, generales (parte 1)
Fecha: 04/02/2018,
Categorías:
Confesiones
Hetero
Autor: chivetin, Fuente: CuentoRelatos
... oral y yo a ella los primeros 3 o 4 años, se perfectamente que le encantaba chupar verga porque después de casados lo hacía con mucha timidez (pero por su propia iniciativa) debajo de las sabanas y una vez que empezaba prácticamente tenía yo que detenerla porque no quería venirme en su cara. Hare muchas referencia al tiempo y etapas porque será importante en los siguientes relatos, para hablar más de ella debo describirla como una mujer rellena pero no gorda, unas chichotas enormes, buenas nalgas y una panochita delicada, pequeña a simple vista y bien depuradita los primeros años. A ella siempre le quise dar por el culo, tenerla sodomizada y venirme ahí dentro, sin embargo siempre fue muy estrecha para mi pene, lo intentamos muchas veces, tuve que conformarme con darle con los dos consoladores y los dedos a demanda de ella misma, siempre se ha vuelto loca de lujuria en cuanto se le introduce un dedo en el culo... empieza a exigirme que la penetre utilizando lenguaje vulgar el cual me calienta mucho. Supongo que es normal que una vez ...
... que ambos llegamos al orgasmo volvemos a ser civilizados y no hablamos de sexo para nada hasta estar empotrados. Con el tiempo note que me exigía mucho los consoladores, se volvieron indispensables en el maratón sexual, un día me sugirió comprar algo un poco más grande, esas palabras me hicieron venirme de inmediato y me di a la tarea de conseguir algo mejor, fue cosa de días en que compre dos consoladores enormes, uno de una verga más que regular y otro casi prácticamente del grosor de mi propia muñeca, cuando los vio se asustó y dijo que obviamente no le iban a entrar... así que empezamos con el menos rudo el cual aparentemente no le entraría y al momento de estar mojada entro poco a poco, debo ser totalmente franco... verla con eso dentro me hacía terminar rapidísimo, es tan hermoso verla dándose.. las primeras veces así como no queriendo y a los pocos segundos jadeando y diciendo cachondadas y pidiéndome permiso para venirse, al momento de ver la prisa no hago otra cosa más que hincarme a un lado de ella y venirme encima de su cuerpo.