-
Me sucedió algo parecido
Fecha: 07/02/2018, Categorías: Control Mental, Confesiones Autor: Zaratustra, Fuente: CuentoRelatos
Me sucedió algo parecido, pero por meses. Llevaba a la chica que me gustaba y de la cual estaba enamorado a que se cogiera con su novio mientras yo, impávido y pálido de la humillación, me la jalaba en seco frente a sus ojazos verdes. Después de esa ocasión me dejaba masturbarme mientras la conducía en mi coche a que se la cogieran mientras me decía lo mucho que me despreciaba como ser humano pero que me agradecía mucho que la llevara a coger con su novio cada que me lo pedía. Llegando a la casa del fulano un día me mandaron a hacer unas compras a la tienda mientras ellos como conejos, intercambiaban todo tipo de fluidos. Al regresar Lorena me pidió les preparara una michelada a ambos, mismas que empezaron a tomarse mientras él la poseía desde atrás estando ella en cuatro patas. Ese día estuvieron fornicando hasta las 3am y me mandaron a dormir a la casita del perro mientras ella, siendo encolada, me regaló un guiño de ojo que me demostró que por fin sentía cierta simpatía hacia mí. Una semana después Lorena me pidió de favor si les podía prestar mi coche a ella y a su novio por una semana. Obviamente le dije que sí, pues yo, como buen chico enamorado, sólo quería su bienestar y felicidad. Esa semana fue bastante difícil para mí pues para trasladarme tenía que coger el metro o el autobús entre multitudes de gente pero me hacía feliz que quizás en ese mismo momento mi enamorada estuviera siendo empotrada por la enorme verga de su novio irradiando gozo como sólo una adolescente ...
... puede sentir. Incluso quizás me pasaba por la mente que estuviera cogiéndosela en mi propio coche. Pasada esa semana Lorena regresó. Me hablaron la noche anterior para que fuera a darles la bienvenida al McDonald's que está a la salida de la carretera a Cuernavaca. Llegué entusiasmado por ver a Lorena después de una semana y se veía radiante. Por primera vez sacó de su bolso unas monedas y me dijo que me comprara una hamburguesa, que era yo muy lindo y que a su novio le encantaba mi coche y que se lo quedaría una semana más. Acto seguido me dedicó una sonrisa y se marcharon en mi coche. Tuve que regresar en autobús a mi casa ya bastante noche. Por cierto, la hamburguesa me supo a gloria. Una noche Lorena me habló por teléfono para pedirme si de casualidad podía yo pagarles el hotel. Su novio andaba corto de dinero y esa noche se sentían muy calientes. Me dijo que si yo lo quería podía quedarme a ver cómo se cogían. Acepté gustoso y me dirigí a toda prisa al hotel en donde querían pasar la noche. Me costó dos horas llegar pues a falta de coche tuve que tomar el metro en horas pico. Al llegar al hotel Lorena se veía radiante, espectacular, traía una minifalda que le bordeaba justo el borde de sus labios vaginales y una playera blanca sin mangas que delataban la desnudez de sus senos mientras andaba. Los comensales y demás huéspedes se la devoraban con los ojos y yo casi me sacó la verga allí mismo para masturbarme sin importarme nada. Se alegraron al verme, pagué la habitación ...