Espiando desde las sombras
Fecha: 09/02/2018,
Categorías:
Anal
Sexo con Maduras
Voyerismo
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
Esa tarde regresé a casa después de pasar tres horas en el aeropuerto.Mi vuelo finalmente se canceló y luego de una comunicación telefónica con mi jefe, decidimos que saldría en la primera oportunidad que hubiera.No quise llamar a Ana para que me viniera a buscar, sino que decidí regresar a casa en taxi y darle una sorpresa. Me imaginé que ella se alegraría de tenerme otra noche más en casa y en la cama.Al llegar a la entrada, encontré un auto desconocido estacionado frente a nuestro porche. Entré al salón y desde allí pude distinguir unos suaves gemidos que provenían del dormitorio. Subí las escaleras despacio; sin hacer ruido…A través de la rendija de la puerta entreabierta del dormitorio alcancé a ver un par de piernas musculosas y velludas, junto con una gruesa verga erecta y bastante oscura. La mano de mi delicada esposa, arrodillada entre esas piernas, estrangulaba esa verga por la base, acentuando su relieve.Mi fiel Ana se inclinaba sobre ella y la chupaba. La sacaba de su boca y podía ver ese glande rosado brillando en la escasa luz de la habitación…Cuando no tenía la boca ocupada, ella le hablaba en un tono suave, como si ronroneara. Le preguntaba a él si le gustaba cómo se la estaba chupando…Parecía otra mujer totalmente distinta a mi esposa…Cada tanto, el desconocido empujaba con su mano la cabeza de Ana hacia abajo, obligándola a tragársela entera y la mantenía por un rato así. Veía su rostro enrojecer primero, para ir adquiriendo poco a poco un tono azulado. ...
... Cuando Ana estaba a punto de ahogarse la soltaba y ella tosía jadeando, sus lágrimas corriendo el rimmel que se deslizaba sobre sus mejillas.El tipo le hablaba con una mezcla de dulzura y cariño. La llamaba “puta” y a ella eso parecía encantarle. Le daba órdenes tajantes sobre cómo comérsela y mi esposa obedecía al instante…Ella se acariciaba los labios vaginales mientras lamía esa verga dura.De repente el hombre se levantó de la cama, diciéndole a mi esposa que todavía no quería acabar. Ella tampoco podía hacerlo, necesitaba el permiso de su nuevo amante para poder alcanzar un orgasmo…Agarrándola del pelo, la obligó a colocarse a cuatro patas sobre la cama.Entonces desapareció de mi vista. Solamente podía ver el rostro de Ana, mirando hacia abajo, con cierta expresión de miedo en su bello rostro.De repente sonó una palmada y pude ver su cara crispándose. Jadeaba, pero yo no podía saber si era por miedo o por placer. Ana emitió un leve quejido y su cara volvió a crisparse.“Es un dedo solamente, puta… Nunca te lo metió el cornudo de tu marido?”“No, nunca…” Respondió mi delicada esposa entre quejidos.“No sabe lo que se pierde…” Insistió el tipo.Entonces pude ver que sus brazos temblaban y apenas la sostenían. Tenía la expresión tensa. De cuando en cuando se oía nueva palmada y enseguida su bello se tensaba en otro gesto de dolor.Adiviné que le había introducido un dedo más en esa estrecha abertura.“Bueno, puta… ahora bien quieta, así te duele menos…”De repente me di cuenta de que ...