El cumpleaños de la tía Eli
Fecha: 10/02/2018,
Categorías:
Incesto
Infidelidad
Autor: Lman13, Fuente: CuentoRelatos
... que hace rato. - ¡Ojalá yo tuviera primos así! Karla se acercó a nosotros y nos besó a ambos. Luego apuró su tequila y dijo: - Hoy no estoy de servicio. ¿qué te parece si llenas mi vaso? Te conviene, entre más bebo más puta me pongo. Pero te aviso que a mí me gusta que me cojan fuerte. Le serví otro y Ana apuró el suyo y lo llené también. Se lo tomaron de un golpe y entonces Ana le dijo: - ¿No tenías un regalo para mi novio? - ¡Cierto! Se me olvidaba. Fue a su ropa y tomó sus pantaletas. Regresó y me las ofreció. - Estas son las que usé cuando me masturbé ese día frente a ti. No las había lavado aún y cuando tu hermana me habló de tu colección, me las puse. Son tuyas ahora. Las tomé y noté que estaban muy mojadas, como siempre, las aproximé a mi rostro para olerlas. - Tu novia tiene razón. Eres un puerco. Me acercó el vaso de nuevo y preguntó: - ¿Qué tan puta me quieres? Serví de nuevo y, de nuevo, se lo tomó de un golpe. Puso el vaso en la mesa sin soltarlo y me vio de manera retadora. Le serví de nuevo y nuevamente lo vació. - Bueno preciosa, si quieres que me coja te vas a tener que bajar de ahí. ¿Cómo me quieres, muchachote? Ana respondió: - Te va a coger por atrás, como a la perra que eres. Así que ponte como ya estás acostumbrada y dale las nalgas a mi hermanito. Karla obedeció y Ana me llevó atrás de ella. Mamó mi verga y la apuntó a su panocha y me dijo al oído: - Sin piedad mi amor, quiero que le duela, lastímala. Algo se apoderó de mí. La razón desapareció. La ...
... penetré de un solo golpe, duro y contundente. Ella se arqueó y levantó la cabeza con un grito de dolor. Me quedé quieto un momento para sentir como la tenía metida hasta la raíz y después empecé a metérsela sin ninguna contemplación. De alguna manera su actitud desafiante me hacía querer lastimarla. Ella empezó a respirar de manera entrecortada y a soltar pequeños gritos que parecían más de dolor que de placer. Ese sonido sólo hacía que me calentara más. La tomé por el cabello y jalé su cabeza violentamente hacia atrás. Mientras la penetraba con furia. - Eres una pinche puta barata. Te voy a coger hasta que llores, hija de tu puta madre. No vas a poder caminar de regreso a tu casa pinche perra. Ana se había puesto de pie a mi lado para ver cómo me la cogía mientras se masturbaba y se retorcía con fuerza los pezones. - ¡Sí, mi amor! ¡Viólala… viola a la pinche perra! ¡Acábatela! - ¿Te gusta fuerte, puta? Pues se te cumplió tu deseo. ¡Tómala toda, puta! Ana seguía masturbándose furiosamente. Dejaba escapar jadeos y su respiración estaba completamente agitada. Karla, por su lado, seguía gimiendo con cada una de mis embestidas mientras mis manos apretaban sus nalguitas que quedaban marcadas con moretones por el apretón de mis dedos. - Anda puta, anda. ¡Díselo ahora, díselo! - Síííí´, síííí ¡Estoy casada, estoy casada! Mi esposo está trabajando y yo me vine a coger contiiigooo. ¡Maltrátame, dame durooo, viólammeee! Sus palabras me sacaron de quicio. La poca cordura que aún quedaba se ...