La adivina (2)
Fecha: 11/02/2018,
Categorías:
Otras Categorías,
Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos
Luis estaba comiendo el conejo asado con patatas en la mesa de la cocina de una casa hecha con piedras. La casa tenía dos pisos y en ninguno de ellos faltaban pulgas, arañas y cucarachas. -Muy bueno este conejo -le dijo Luis a las mujeres. -Es criado en casa -le dijo la cuarentona, que se llamaba María Luis fue a lo suyo. -¿Me podrían hablar de la Adivina? -Cuanto menos se hable en esta casa de esa joven, mejor -dijo María. La jovencita rubia sí que quería hablar de ella. -Es una bruja. -¡Calla, Diana! -la reprendió su madre. La joven, calló y bajo la cabeza, Luis le dijo: -Las brujas no son tan bellas como ella. -¡A saber cómo es en realidad! Ahora mismo podría ser una de las moscas que ves volando. -¡Qué te calles, Diana! -O una loba que se está comiendo un conejo, o una serpiente... -¡¡A tu habitación!! -a la madre se le había acabado la paciencia. Diana se fue al piso de arriba. Poco después. María le enseñaba la habitación a Luis. -Esta es tu habitación. Era una habitación con una cama de matrimonio de hierro con barrotes en la cabecera y a los pies. Tenía una mesita de noche con un candelabro y una vela encima de ella y una ventana que daba al gallinero, Las paredes, como toda la casa, estaban sin revestir. -¿Y la compañía femenina? -le preguntó Luis a María. -La tienes delante. ¿Cuánto me vas a pagar? María no era la compañía femenina que esperaba Luis. -Ya hablaremos. Ahora estoy cansado. María, como tenía a la hija castigada, se fue ella sola a lavar la ropa al río. ...
... Diana desde la ventana de su habitación vio salir de casa a su madre con la bañera de la ropa sucia en la cabeza. No esperó más. Fue a la habitación de Luis. Abrió la puerta y asomó la cabeza. -¿Puedo pasar? -preguntó, con una sonrisa en los labios. -Pasa, Diana. Diana, entró. Cerró la puerta de la habitación. Fue junto a Luis, que estaba sentado en el borde de la cama. Y le preguntó: -¿Valgo la tela para hacer un vestido? -Vales tu precio en oro. -Me conformo con la tela para hacer un vestido. Diana se quitó el vestido marrón. No llevaba bragas ni sujetador. Luis vio sus grandes y firmes tetas con sus rosadas areolas y sus grandes pezones. Vio el abundante vello de sus axilas y de su sexo y la polla se le puso tiesa como un palo. Se levantó. La besó. La cogió por las nalgas y la atrajo hacia él. Diana se estremeció, debía ser el primer beso con lengua que le daban. -Desnúdame, le dijo Luis. Diana lo desnudó. Al estar desnudo, Luis hizo que Diana se agachara y le metió la polla en la boca. Se veía que no había mamado antes. Lo hacía francamente mal. Al rato, el que se agachaba era Luis y le pasaba la lengua por el chochito empapado. A Diana le empezaron a temblar sus blancas piernas y se corrió en la boca de Luis. -Te hace falta bien poco para correrte -le dijo Luis a Diana cuando la joven acabó de disfrutar. -¿A las otras les hace falta mucho más? -A fe que sí. Luis se echó sobre la cama. -Ven y cabálgame. Diana subió encima de Luis. Cogió su polla con la mano. La llevó a la ...