El despertar de mis escondidas intenciones (Parte 2)
Fecha: 14/02/2018,
Categorías:
No Consentido
Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos
... no razonaba. Volví a tomarla, esta vez por la cintura y, sin miramientos, la tumbé por enésima vez al sillón; cayendo de mala forma y golpeando su cabeza en el respaldo. —Si lo que quieres es denunciarme… ¡hazlo con provecho! Acto seguido tome su ropa intentando quitársela, sin resultado tanto por el tipo de prenda como por sus movimientos que no facilitaban mi tarea. —¡No!, ¡Suéltame cabrón! —¡Ayuda!, ¡Ayu… No le fue posible terminar la frase, tapé su boca y recargue mi cuerpo sobre el suyo; con la mano que tenía suelta comencé a desgarrar su ropa terminando por dejarla solo en interiores. —Mmmggghhhhh, Aaaaggghhhhhh! Fuera de mis cabales comencé a golpear sus nalgas, con la excusa de callarla y por el morbo de hacerlo sobre su níveo trasero. —¿Querías una excusa para denunciarme?, ¡te voy a dar una, pendeja! Dicho lo anterior, tiré de su tanga hasta que esta quedo hecha un guiñapo; con esfuerzo me coloque entre sus piernas y comencé a besar su cuerpo. —Mmmmggghhhh, mmmmgghhhhhhh! Comencé besando su cuello y terminando hasta donde su sostén me permitía hacerlo, lamía como animal en celo, disfrutando de su sabor y ese olor a recién bañada confundían mis sentidos. —Mmmmggghhhh, mmmmgghhhhhhh! Intentaba en vano zafarse de mi abrazo, mi fuerza aunada al peso de mi cuerpo no le permitían deshacerse del trabuco que yo representaba. Introduje mi mano por entre mi cuerpo y el de ella, tratando de llegar a su entrepierna; cada movimiento me acercaba primero, a su maraña de pelo, ...
... para continuar hasta su intimidad. Inútilmente movía brazos y piernas tratando de quitarme, pero mi afán enfermizo por poseerla no permitiría que lograra su objetivo. Mi mano abarcó completamente su sexo, mi libido por esta acción no consentida me tenía a mil; introduje con dificultad un par de dedos entre sus labios vaginales y pude notar su calor, mi pulgar tocaba su clítoris en un intento por lograr que lubricara. —Aaaagghhhhhhhh! Masculle entre dientes al sentir como los suyos mordían mi mano, esto me distrajo por un momento permitiéndole soltarse de mi abrazo y darme, de nueva cuenta, otro golpe; ahora de lleno en mis partes que de nobles no tenían mucho. —Ahhhhhh, ¡Auxilio!, ¡Ayu… Volví a hacer que se callara, pero esta vez no tapando su boca, sino dando un golpe a la boca de su estómago; acción que surtió efecto ya que trataba de tomar aire de forma desesperada para continuar gritando. —¡Cabrona!, ¡como carajos duele! —¿te gusta jugar rudo?, vamos a ver que tanto… Tiré de sus piernas y la hice caer a la alfombra, la coloque boca abajo aun a pesar que ella tiraba golpes a diestra y siniestra y me tumbe sobre ella; aun me dolía su golpe y aproveche el momento para tratar de recuperarme. —Te va a costar el golpe que me diste. Dije esto tratando de tomarlo como excusa para lo que tenía en mente. Rápidamente y, aprovechando que aún no se recobraba del todo, comencé a quitarme la ropa; solo mi bóxer impedía que mi amigo saliera de su encierro. Tomé sus brazos colocándolos tras ...