1. Mi hijo me baja el calor


    Fecha: 15/02/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: amadecasamari, Fuente: CuentoRelatos

    Hacía un calor de los mil diablos ese día. A pesar de que ya se había metido el sol el calor aún reverberaba en el ambiente. Yo sudaba hasta por lugares por los que jamás había sudado antes y la banqueta estaba caliente como sartén. Caminar en tacones en ese clima era una verdadera tortura y solo pensaba en llegar a casa, darme una ducha bien fría y recostarme en mi cama. Tal vez para no levantarme hasta el día siguiente. Gracias a Dios ya era viernes, y solo esperaba que el sábado el calor no fuera tan inclemente. Subí las escaleras del edificio hasta mi departamento en el segundo piso. El aire en el cubo de las escaleras estaba tan caliente como sauna y yo solo esperaba que a mi hijo Manuel se le hubiera ocurrido abrir todas las ventanas del departamento para dejar salir este calor infernal. No solo abrió las ventanas, también prendió los tres ventiladores de la casa y los puso en la sala para refrescarse mientras hacía los deberes de la casa, lo que no me esperaba era encontrarlo casi desnudo, solo con su bóxer y calcetines mientras barría la casa con la música a todo volumen. Ni siquiera escuchó cuando abrí la puerta así que tuve tiempo para ver el espectáculo tan insólito que se me ofrecía al entrar a casa. Estaba incrédula al pensar que mi hijo ya era todo un hombre. Pero al verlo en ese momento me di cuenta de que esos veinticinco años no habían pasado en vano. Mi hijo es un hombre guapísimo, varonil y musculoso. ¿Y cómo no? si es idéntico a su padre, y además juega ...
    ... futbol americano lo cual le ayuda a tener ese cuerpo de adonis. Cuando entré lo primero que vi fue su espalda musculosa y sus brazos anchos y fuertes. Al darse la vuelta pude ver su pecho velludo, su abdomen marcado y el sudor corriéndole desde la frente hasta la cintura. Lo primero que sentí fueron unos celos enormes, me imaginaba lo orgullosa que debía de estar su novia al tener a un hombre como mi hijo y me daba algo de rabia, pero supongo que eso es normal en una madre que como yo, lleva casi 15 años viviendo sola con su único hijo. Después de saludar a mi apuesto hijo con un tierno beso en su mejilla me dispuse a tomar esa ducha fría que tanto ansiaba desde que había salido de la oficina. Me metí a mi recamara y comencé a desvestirme, las zapatillas salieron volando con dos ágiles movimientos de mis pies, me quité la blusa y la falda en cuestión de segundos y me senté en la cama dispuesta a quitarme las medias y la ropa interior. Mis pantaletas estaban húmedas de tanto sudar y caminar el día entero por la oficina. Ser secretaría ejecutiva es un trabajo arduo para una mujer de 45 años. Me envolví en una toalla y salí directo al baño con la misión de abrir la regadera y olvidarme del calor. Sin embargo no contaba con mi hijo dejaría el recogedor a medio camino y me tropezaría con él. Caí de rodillas y solté un grito tan fuerte que se oyó incluso con la música a todo volumen. Manuel corrió de inmediato a auxiliarme y yo en mi dolor no me había dado cuenta que estaba en cuatro ...
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