1. Confidencias 24 Pablo inaugura su nueva casa con mi culo incluido


    Fecha: 17/02/2018, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    -No lo digas así Pablo, suena obsceno. Bajó los brazos y me rodeó con ellos. -¿Cómo quieres que lo diga? ¡Ohh! Oriol, eres lo único bueno que hay entre nosotros. El capítulo número 22: Confidencias 22 ¿Violación o consentido? Lo publicaron en otra categoría, os copio el enlace por si a alguno le interesa leerlo http://www. sexosintabues. com/RelatosEroticos-34737. html Y comencé a conocer a David, el joven médico Salvatierra. Cuando Damián me dejó en el parking del colegio llegaba Pablo que traía a mi primo Erico en la moto. -¡Hola, primito! Erico fue el que bajando de la moto se acercó para revolverme el pelo, menos mal que ahora llevaba un peinado irreverente e indisciplinado, un poco loco. Cogí su cintura con la mano que tenía libre, era sensacional, aunque ahora estábamos, o yo así me sentía, algo alejado de él. Cuando Pablo aseguró la moto y los cascos se acercó a nosotros. -Esta tarde te veré, van a llevar cosas personales mías a tu casa y puedes ayudarme a colocarlas. Me alegré y a la vez recordé que David llegaría con los informes médicos si se confirmaban las previsiones de Eduardo. -Sí, lo haré y es posible que tengamos compañía, alguien que nos ayude. Y pensé que resultaría mejor para mi primer encuentro con David el que Pablo estuviera allí, resultaría todo más distendido y fácil. Estaba inquieto por el momento del encuentro, pero cuando Damián me dejó en casa me encontré solo con Dulce y Tomás en la puerta, también estaban las furgonetas de los operarios y los ...
    ... guardas de seguridad con su enorme perro paseando por el lugar, cerca de la entrada lateral donde mamá tendría ubicadas sus habitaciones. Me di prisa por llegar a mi habitación aunque tuve que atender el recibimiento de Dulce que saltaba a mí alrededor. Como ya me había adelantado Pablo, el pasillo de esta parte de la casa estaba ocupado con muebles que sacaban y otros nuevos que traían, además de cajas que transportaban trabajadores diferentes. Me refresqué la cara y cambié de ropa, ¡fuera el uniforme!, y me puse ropa de estar en casa para hacer mis deberes. Como una hora y media después Eduardo acompañaba a David hasta mi puerta, había escuchado llegar dos coches, sin más, y continúe con los que estaba haciendo. Me dejó literalmente impresionado, el chico de la bata de clínica era diferente al que me encontraba delante, vestido con pantalones vaqueros ajustados, ceñidos en los tobillos, y camisa suelta que le llegaba hasta el final de las nalgas. Entorné los ojos para mirarle detalladamente, había cambiado y se había convertido en un chico joven a excepción de sus gafas sin montura tan protocolarias y serias. También sus ojos miraban cada centímetro de mi anatomía y noté el calor en la cara al ponerme rojo. -Como prometió, aquí lo tienes. Eduardo se acercó para besarme, en la frente, como si fuera mi padre. David no me tendió la mano aunque me puse de pie cuando entraron. -¡Hola Oriol! ¿Cómo te encuentras? Y no sé lo que pudo suceder en ese momento. Sonaba tan profesional y ...
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