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Maduras Anónimas (Cap. 09)
Fecha: 17/02/2018, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Incest_Lover, Fuente: CuentoRelatos
... mundo. A diferencia de la noche anterior esta vez nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar del encuentro; recorrí el cuerpo de mi madre llenándolo de besos, desde sus labios pasando por su cuello hasta llegar a sus grandes pechos. Con suavidad los chupe como cuando era niño, acariciándolos con delicadeza. Tímidos gemidos brotaban de sus labios al sentir mi boca en sus pezones. Continúe con mi travesía hasta llegar a su coño el cual ansiaba volver a probar. Mi madre abrió lentamente sus piernas dejando ver aquel lugar de donde había salido. Aun lo tenía peludo como me gustan pero le había recortado el volumen y dejado más uniformemente. Suavemente pose mis labios sobre aquel divino coño maduro y comencé chuparlo de manera lenta, le di un par de lamidas los labios y luego introduje mi lengua dentro de ella. Después me dirigí hacia su clítoris para darle unos suaves besos y lamerlo como si fuera un helado. Estaba decidido a hacerla correr usando solo mi boca y logre alcanzar mi meta unos minutos después cuando sentí el caudal de sus jugos llenar mi boca. Una vez que termine de saborear los jugos de mi madre me prepare para hacerle el amor por primera vez. Me acomode entre las piernas de mi madre y dirigí mi dura verga hasta su húmeda panocha. La mire a los ojos y había cierta duda reflejada en ellos. -¿Estás seguro de esto hijo? Aun podemos dar marcha atrás y olvidar todo esto. Aun podemos volver a ser simplemente madre e hijo.- me dijo con voz temblorosa. -Siempre seremos ...
... madre e hijo pero ahora también somos algo más. El amor que siento por ti nunca cambiara, mama. Si me lo permites te hare feliz todos los días de tu vida y te hare gozar todas las noches. Te amo, mama.- le dije mirándola fijamente. -Y yo a ti hijo. Entonces hazlo, deseo volver a tenerte dentro de mí. Quiero que me hagas sentir mujer otra vez.- me dijo mirándome a los ojos con lágrimas de felicidad. Sin apartar nuestras miradas la penetre con lentitud disfrutando cada momento. Una vez que estuve totalmente dentro de ella me incliné para besarla nuevamente. El tiempo se detuvo para nosotros y el mundo desapareció. Suavemente comencé a mover mis caderas, entrando y saliendo de ella de manera calmada y pausada. No sé cuánto tiempo estuve dentro de ella pero era una sensación indescriptible el penetrarla lentamente, gozando cada instante del encuentro y deseando que nunca llegara a su fin. No había más palabras que decir, nuestros cuerpos hablaban por nosotros, lo único que se escuchaba en el silencio de la noche eran nuestros gemidos de placer. No besamos con ternura y amor, aumente un poco el ritmo de la penetración buscando brindarle todo el placer posible a la mujer que me engendro, sabía que había pasado años privada de dicho placer y deseaba hacerla gozar como nunca. Quería que disfrutara tanto como yo, que sintiera cuanto la amaba, y por sus gemidos y la sonrisa en su rostro estaba consiguiéndolo. Al unísono alcanzamos el tan anhelado orgasmo y sin temor a equivocarme puedo ...