BIKINIS BRASILEÑOS
Fecha: 18/02/2018,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
No recuerdo exactamente cuándo y cómo comenzó mi gusto por el olor de las tangas sucias de mujeres guapas o de buen cuerpo, lo que sí puedo asegurar es que no pierdo ninguna oportunidad que se me presenta, y a lo largo de mi vida (actualmente paso los 30 años) he tenido la suerte de encontrarme en situaciones que me permiten compartir estas anécdotas con quienes tengan el mismo gusto que yo. Por cuestiones que dejare de lado en este momento comencé a frecuentar a un primo sanguíneo que hacía rato no veía, conocía a su esposa de hacía varios años, pero cuando la vi después de mucho tiempo mi primera reacción fue imaginarme si traería puesta una tanga metida entre esas hermosas nalgas y el delicioso olor que desprendería. (Deseando con todas mis fuerzas poder ver ese momento cuando se la quitara, la imagine parada en su cuarto alzando su vestido a la altura de la cintura para después tomar la tanga de las tiras de sus costados y ver como se la quitaba poco a poco aun con el vestido puesto, para inmediatamente tomarla y comenzar aspirando ese delicioso aroma del puente y terminar en esa exquisita tira que se mete justo en medio de su hermoso culo. Para aquellos tiempos ella era una chica que no llegaba a los 30 años, 28, 27 tal vez, simpática nada fuera de lo normal de cara, estatura mediana 1. 65 aproximadamente, cabello lacio largo, tetas de muy buen tamaño, piernas gruesas y unas hermosas nalgas. Era de esas mujeres que irradian sexualidad tal vez por su cuerpo y su manera ...
... de vestir, según fue pasando el tiempo los frecuente seguido, así pude observar muy detalladamente que gustaba por usar vestidos entallados y arriba de las rodillas sin llegar a exagerar, pero cada vez que se sentaba y tal vez por sus piernas gruesas siempre se hacia ese triángulo entre sus piernas que seguramente y prestando atención dejaría ver su tanga con toda claridad. Debo reconocer que al principio evite a toda costa mirarle las piernas y aún más cuando se sentaba, ocasionalmente y solo cuando estaba de espaldas le miraba las nalgas que aunque suene repetitivo eran hermosas, (aquí un pequeño y gran detalle, cada vez que su ropa interior se marcaba note que sin llegar a ser calzones de abuelita, usaba una especia de bikinis que formaba una “V” en su culo pero sin meterse entre las nalgas, lo que me desamino un poco, que luego averigüe los llaman “bikinis brasileños”) Poco a poco y tal vez por el hecho que nunca le falte al respeto e incluso nunca mire de mas, ella me fue tomando confianza y cada vez era más descuidada hacia mi presencia cuando se sentaba, obviamente no pude aguantar mucho tiempo sin mirarla y un día me decidí y comenzó el concierto de upskirt (por llamarlo de alguna manera), cada vez que se sentaba y tratando de ser lo más discreto posible podía ver claramente entre sus piernas ya que sus vestidos normalmente se subían y me ofrecían un espectáculo de muchos colores, ahí descubrí que tampoco era fanática del encaje pues salvo alguna ocasión siempre eran ...