Mi segundo encuentro: Ella-él.
Fecha: 17/09/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Después de aquel encuentro con Lorena, don conocí su secreto que me supuso una maravilla, voy a su encuentro, pues ardo en deseos por ella. Mi segundo encuentro. Ella-El. Ya había relatado como es que me llevé una grata sorpresa con Lorena, la amante de mi tía. Pero fue una sorpresa deliciosa, llena de morbo picante, donde descubrí una parte de mí hasta entonces inexplorada. Lorena llevaba algunos años al lado de mi tía, pero no vivían juntas, y en todo ese tiempo llegué a creer que era una mujer ciento por ciento. Y aunque en esencia es una verdadera mujer, una parte sola de ella, conlleva su sexo de nacimiento. Pero esto no significa nada cuando aprendes a amar a alguien; lo verdaderamente importante y digno de notar, es el sentido apasionado con que lo demuestras. Quince largos días habían pasado desde mi encuentro con Lorena, y no podía soportar su ausencia. No entendía por qué no acudía como era anteriormente, pues todos los días acudía con mi tía. Para entonces, tenía diecisiete años, lo cual resultaba que no comprendiese de una manera madura, que Lorena sentía pena. Pero mi tía era abierta en estas cuestiones, y si yo disfrutaba y deseaba a Lorena, ella me apoyaría. En esos quince días, logré dominar un poco mi ardiente deseo por Lorena, gracias al fuego no menos quemante que mi tía demostraba para conmigo. Fue una semana después, cuando creyendo que ella regresaría como de costumbre después de su trabajo, sentí la necesidad de procurarme satisfacción por propia mano. ...
... Vestía solamente un delantal negro de vinyl y unos guantes rojos, con los cuales hacía limpieza. De hecho, estaba en la cocina lavando platos, y escuchando música en mis audífonos, de modo que no escuché entrar a mi tía. Estaba justo a la entrada de la cocina, pegada a la pared, mirando cómo yo, sin notar su presencia, me frotaba mi ardiente entrepierna con los húmedos guantes. Entonces, sentí su cuerpo tras el mío sumada a una sensación placentera cuando se inclinó y puso su rostro justo frente a mi trasero lleno de pompas de jabón. Sumisa, y puesta al servicio de lo que dulcemente sabía estaba por suceder, permití que ella hiciese de mi lo que deseaba. Yo, casi pegada totalmente al fregadero, sentía las manos largas y delgadas de mi tía, surcar mis húmedas partes, y una lengua lasciva se hundía en mis pudendas partes. Me sujetó por mi cintura, abriéndome las piernas. Acto seguido, paseo sus atrevidos dedos por toda mi ardiente entrepierna. Yo jadeaba, gemía gustosa. Mi boca se deshacía en un clamor suplicante, y mis manos ocultas en aquellos guantes, se paseaban por mis senos duros y anhelantes de ser besados. Me giró después, y con sus movimientos llenos de experiencia y lujuria, llevó su boca a mi cavidad, resultando para mí, una mezcla de placer cada vez mayor. Cerraba mis ojos, y mil escenas eróticas pasaban en un rápido avance. Sentía la tibieza de aquella profanadora lengua, como un castigo, que yo, con dulce sumisión recibía en claro morbo. La fuerza de la emoción, y ...