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El taxista abusa de mi
Fecha: 20/02/2018, Categorías: No Consentido Dominación Autor: fernandete, Fuente: CuentoRelatos
... su verga no disminuyo en dureza a pesar de haberse corrido hace un momento en mi boca. Yo le pedí piedad y le dije que por ahí no más él ni se inmuto, al contrario, siguió su faena como si nada. Extrañamente noté como el dolor y ardor se fueron disipando y el cosquilleo que sentí por dentro me gustó enormemente ya que con lo ancho de su polla estimulaba fibras nerviosas entre la pared que divide mi ano y de la vagina. El idiota me rompió el ojete por varios minutos, para mi fue una eternidad. Luego de un rato me percaté que resoplaba y bufaba como loco, su orgasmo estaba en puerta y me embistió con más fuerza, me azotó con saña las nalgas con una de sus manos mientras que con la otra presionaba mi cabeza sobre el cofre para mantenerme inmovilizada, este sujeto me estaba matando... pero de placer: -Que culo tan apretado tienes zorra! Seguro no te lo trabajan como se debe. ¿Será que tu hombre no te llena los agujeros como yo? -Noooooo! - le contesté con un grito. -Jaajaja lo sabía! - burlonamente contestó -¿Quién te ha llenado como yo? -Nadieee! Eres un hijo de puta! Tu gruesa polla me llena toda maldito! –le contesté. Esas respuestas parecieron gustarle, creo que hasta alimenté su comportamiento altanero y engreído. -Jajaja te encanta que te viole rudo puta! Toma ...
... esto! Fue ahí cuando sentí algo caliente que inundó mis entrañas: su semen. Sentí como en cada latido de su verga disparaba chorros y chorros dentro de mi. ¿Cómo diablos expulsaba tanto líquido? Quizá tenía semanas sin correrse o quizá por la excitación no se le agotaban las reservas. Esas sensaciones dentro de mi ano provocaron en mi un orgasmo intenso, muy diferente a cualquier orgasmo que hubiese tenido antes. Mi ano y mi vagina se contraían al mismo tiempo, espasmos sacudieron todo mi cuerpo, una ola de calor y electricidad me recorrían, caí rendida. Lo siguiente que recuerdo es que estaba enfrente de la puerta de mi casa, estaba confundida. Escuché cómo arrancó un coche (el del taxista) a mis espaldas mientras yo busqué mis llaves en mi bolso. Antes de entrar revisé el móvil, tenía varias llamadas perdidas y mensajes de texto también. Había un mensaje de un teléfono desconocido que decía: ni se te ocurra denunciarme malparida, que si te atreves le cuento lo bien que la pasamos esta noche al ahora cornudo de tu novio. Adjuntó a ese mensaje una foto mía sobre el cofre del coche, desmayada, se miraba como me escurría semen por el ojete. Me quedé helada y asustada, sobre todo porque pasaron 2 horas desde que salí del bar y no sabía cómo iba a explicarle todo a mi pareja.