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Culpable
Fecha: 21/02/2018, Categorías: Incesto Masturbación Autor: xavimysk, Fuente: CuentoRelatos
La puerta del baño se abre y te acercas hasta al salón donde estoy tumbada viendo la televisión. -Me voy mamá -Dices mientras te agachas para darme el inocente piquito en los labios con el que siempre nos hemos besado. Inocente para ti, pero dejó de serlo para mí desde aquella fatídica tarde en la que saltando ociosa de relato en relato erótico terminé por llegar a la categoría de amor filial. Cientos de veces había leído pornografía sin que nunca me hubiese llamado la atención aquella temática. Sí, yo también pensaba que ninguna mujer en su sano juicio podía verse atraída sexualmente hacia su hijo, pero al terminar de leer aquel primer relato me sorprendí a mí misma al encontrarme totalmente excitada y con horror me di cuenta de que en mi mente aquella madre había tomado mi imagen y aquel hijo la tuya. Fue solo el primer relato y a ese primer relato le siguieron cientos. Ahora yo también soy una de esas mujeres que no están en su sano juicio y cada vez que accedo a CuentoRelatos lo primero que hago es ver si se han publicado algo nuevo en la categoría filial. -¿Llegarás muy tarde? -Pregunto casi acompañando tus labios cuando te separas de mí. -No, que va. Hoy solo vamos a cenar y al cine. En cuanto termine la peli me vengo -Contestas ya camino del pasillo. -Ok, ten cuidado hijo. -No te preocupes mamá. Hasta luego. La puerta se cierra y me quedo sola en casa, echándote de menos y deseando que vuelvas a entrar para pasar la tarde sentado junto a mí en el sofá. Sacudo la cabeza ...
... intentando que todas esas ideas se esfumen de mi mente y me levanto del sofá. Necesito distraerme, hacer algo que tenga mi mente ocupada lo suficiente como para evitar que estos pensamientos sigan torturándome. Afortunadamente en casa nunca faltan cosas que hacer, apago la televisión y me dirijo al baño dispuesta a hacer la colada. Cojo el cesto de la ropa sucia y me dirijo a la lavadora con él. Saco las prendas cuidadosamente y las examino antes de introducirla en la lavadora, no quiero lavar nada que no deba por accidente y tanto tu padre como tú sois un desastre, siempre olvidáis vaciar los bolsillos. Tu pijama y los calzoncillos son lo primero. Me avergüenza confesar que a menudo examino tus calzoncillos en busca de alguna muestra de tu joven virilidad en forma de una posible mancha que haya dejado escapar tu sexo. La ropa de tu padre le sigue y resoplo con disgusto al encontrar un billete de veinte euros en el bolsillo del pantalón. -Veinte euros que has perdido desastre, mejor para mí -Me digo en voz alta mientras guardo el billete en el bolsillo del camisón de estar por casa que llevo puesto. Continuo sacando la ropa del fondo del cesto y pasándola a la lavadora, ya solo queda mi ropa y segura de lo que hay la cojo sin molestarme en examinarla, introduciéndola en la lavadora directamente. De repente, al coger la última prenda del cesto, mi cerebro percibe un húmedo y frio tacto sobre la tela y mi mano se detiene en su camino hacia la lavadora. Son mis braguitas sucias ...