La solución para la frustración de Ana
Fecha: 17/09/2017,
Categorías:
Anal
Sexo con Maduras
Voyerismo
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
... tenía bien aferrada por las caderas y cada golpe parecía más y más violento. Ella apenas jadeaba, parecía que no estaba gozando, pero tampoco sufriendo. Finalmente el chico se tensó un poco y se quedó quieto, sujetando a Anita por la cintura, mientras le llenaba el culo de leche. Le dio unas palmadas y muy despacio le sacó esa gruesa verga del interior.“Me dejaste caliente, nene…ahora qué hago?” le preguntó ella.“Problema tuyo si no acabaste, putita, a mí me dejaste satisfecho…”Después de eso, el pibe abrió la puerta y desapareció del lugar.Entré a la cabina y Ana se volteó dándome la espalda. Sin decir nada se levantó otra vez la falda para que yo pudiera ver los restos de semen deslizándose por sus hermosas piernas. El ano se veía bien enrojecido y dilatado; se lo había dejado bien destrozado el pibe; por eso estaba tan satisfecho…Los labios externos de esa hermosa vulva bien lubricados y algo inflamados.“Voy a tener que buscarme un macho que me coja bien la concha” me dijo con una expresión de lujuria y calentura. Eso fue el colmo. Cerré la puerta detrás de mí mientras me abría la bragueta y sacaba mi pija bien endurecida. “Aquí hay un verdadero macho que te va a coger como te gusta y te va a sacar toda esa calentura” le gruñí en la cara.Le arranqué la falda de un tirón, dejándola vestida solamente con ...
... esa ajustada camiseta y las botas altas. La tomé por la cintura y la alcé en el aire, dejando que se deslizara sobre mi cuerpo hasta encontrar mi pija bien alzada.“Ahora mi amor, vas a sentir una buena poronga dura adentro de esa concha”Le dije mientras la dejaba caer sobre mi verga, que se metió en un solo movimiento dentro de su lubricada rajita. “Te gusta, puta?” “Te gusta que te coja así?”Ana no contestaba, solamente gemía y jadeaba, respondiendo con su pelvis a mis movimientos. Sentí que temblaba en mis brazos y de repente lanzó un aullido agudo, pidiéndome que siguiera cogiéndola así. Aumenté el ritmo de mis embestidas hasta sentir que mi propio orgasmo me hacía inundar el voluptuoso cuerpo de mi esposa con toda mi leche caliente. Descansamos unos instantes abrazados y luego me desprendí de ella, bajándola al piso.Regresamos al salón principal, donde encontramos al pibe que la había enculado.“Ya encontré un macho que me sacó la calentura” Le espetó mi mujercita en la cara al sorprendido chico, mientras me arrastraba hacia la calle.Cuando llegamos a casa, Ana se encerró en el baño a ducharse y naturalmente… a masturbarse hasta caer rendida de sueño.Yo me senté en mi sillón favorito con un vaso de buen whisky en la mano, mientras pensaba que todo este asunto ya se nos había ido definitivamente de las manos…