1. Mi hermano Marcos


    Fecha: 26/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... con repetidos asentimientos de su cabeza. Saqué de entre mis labios el pan para mojarlo en la taza de café con leche y despacito lo acerqué a su boca. Parecía un pajarillo cuando sus padres le acercan la comida a su descomunal y desproporcionado pico. Él no piaba con desazón, pero gemía con desesperación con su grandísima boca abierta de par en par. Tomó entera la tira del pan y con una satisfecha sonrisa lo saboreó como es difícil de imaginar. Masticaba con la boca abierta y podía verse como la tostada se convertía en un bolo bien mezclado con la abundante saliva que la lujuria sustituía a la gula. Una a una, de esta manera se comió todas sus tostadas. Seguidamente lo arrimé con mis pies al borde mismo de la mesa y le ordené que me limpiara con su lengua los restos de mermelada y mantequilla con los que estaban mis partes bien embadurnadas. Me tumbé sobre la mesa y me arrimé tanto a él con los muslos separados, que apenas tenía necesidad de inclinarse para chupetearme cuanto quisiera. Desde luego que me limpió bien a fondo. Su larga y gorda lengua no dejó resquicio alguno por el que pasar o meterse, y no satisfecho con esto empezó a emitir extraños sonidos al tiempo que metía su lengua en mi trasero. Cada vez eran mas desesperados, así que doble mis piernas hacia detrás y con mis manos separé mis nalgas para que se diera rienda suelta a la libidinosidad que yo pensaba, y lograra meter aún más su lengua dentro de mí; pero lejos de apaciguarse empezó a absorber los bordes de ...
    ... mi culo, que por lo nalgona que soy, era como si tuviera una pequeña varilla entre mis nalgas, y así, conseguía metérmela muy hondo. Sus carnosos y absorbentes labios, y su agilísima lengua, me tenían no a cien, sino a mil, por las lentas y suaves pasadas que realizaban tanto por el cráter de mi ano como por la profundidad que alcanzaba, y para desahogarme y estimularlo mucho más, no se me ocurrió otra cosa que ponerme en cuatro y abrirme de nalgas frente a su cara, empecé a pujar tratando de hacer del baño, de excretar en esa posición y frente a su cara. Con la fuerza que hacía un sonoro y apestoso pedo salió de mis entrañas para sorprender a mi hermano que intentaba averiguar que nueva trata se me había ocurrido; así que seguí haciendo fuerza de nuevo y una pequeña, pero gruesa y sabrosa pelotilla de mierda salió expulsada de mi culo… Mi idea era hacer que se comiera mi excremento, pero me dio miedo que pudiera enfermarse del estómago y que se terminara nuestra luna de miel. A lo más que llegó, fue a meterme los dedos de la mano que mejor controlaba en el culo, y sentir como mi esfínter se contraía una y otra vez expulsando mi materia fecal. Con ese fenomenal espectáculo, mi orgasmo cimbró mi cuerpo y él se quedó completamente extasiado, cuando disparó potentes chorros de leche sobre la mesa, y que como gata en celo, lamí con deleite, a pesar que el aroma a mierda inundaba el comedor. Él solo veía como su cerda y perversa hermana, lo complacía con lo que quizá siempre soñó, ...
«12...111213...»