Me atraparon y me dejé manosear
Fecha: 07/03/2018,
Categorías:
Confesiones
Sexo en Grupo
Autor: sexual lust, Fuente: CuentoRelatos
... que lo miraran bien, que era lo único que le iban a hacer “a ehte culo sumbón”. Ese fue mi primer error, pero yo aún no me había dado cuenta. Al responderles así y reírme de su acento, su actitud despectiva y vacilona se volvió más seria, y me dijeron que tuviera cuidado con lo que decía, a lo que yo les respondí poniéndome de nuevo de cara y diciéndoles que no creía que tuvieran nada que me impresionara bajo el pantalón. Ese fue el segundo y definitivo error. Se levantaron y ahí me di cuenta de que acababa de cagarla, que ahora la cosa iba en serio. Correr no serviría de nada con los tacones y la borrachera que llevaba, y estaba tan nerviosa que no se me ocurrió gritar, aunque en esa zona quizá habría sido peor. Así que lo único que hice fue dar unos pasos atrás antes de que me atraparan y me empezaran a manosear, cómo no, volviendo a sus audaces comentarios machistas. Para mi sorpresa, la expectativa de lo que esos dos hombres me iban a hacer, y saber que lo iban a hacer quisiera yo o no fue tal subidón de adrenalina que en cuanto me empezaron a pasar sus manos por la entrepierna y a apretarme el culo y las tetas (especialmente el culo) me puse tan cachonda que dejé escapar un pequeño suspiro de placer que los dos tipos no pasaron por alto. Seguían manoseándome y besándome mientras se comentaban lo guarra que resultó ser la pijita blanca. Me metieron en el portal donde habían estado sentados y subimos hasta el piso donde supuse que vivía alguno de los dos. Me seguían ...
... sobando y frotándome la entrepierna por encima del short mientras subíamos las escaleras y me susurraban que más me valía no gritar, que me mataban a golpes allí mismo. En lo que yo estaba pensando no era en gritar, sino en gemir como una perra de cómo me estaban poniendo con el frote que le estaban dando a mi coñito. Entramos en el apartamento y me sentaron en el sofá de la sala de estar, donde se apresuraron a desabrocharse los pantalones mientras me decían que ya sabía lo que tenía que hacer. Me tomé aquella experiencia como un desafío, no quería darles el gustazo de convertirme en su víctima y me decidí a dejarlos secos, aguantar el tirón como una buena puta y salir airosa de aquella aventura. Al sacarles las pollas pude comprobar que las fantochadas que me habían dicho no eran un farol. La polla del bajito estaba muy bien, tamaño normal tirando a grande, pero la del alto era enorme. Hacer una mamada a un par de buenas pollas es algo que me pone a cien, y así es como estaba. Me encantaba escuchar sus gruñidos y sus comentarios, tan despectivos como los primeros pero ya no hacían sino mostrarme que les estaba gustando, y de paso subir mi calentura. Mientras les pajeaba suavemente a los dos, mis labios abrazaban la punta de uno de ellos con un recorrido hasta la mitad de la polla mientras mi lengua jugueteaba con el agujero de 'desagüe'. Cada 15 o 20 segundos cambiaba de miembro y les encantaba: me estaba volviendo loca pero más locos les estaba volviendo a ellos, que no tardaron ...