1. Sexo húmedo


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: Fetichismo Autor: Angelito;), Fuente: SexoSinTabues

    ... conduje hasta la piscina más cercana, sumergiéndonos en el agua fresca, para proseguir allí. Apoyé mis brazos sobre le borde de la piscina, ella se sumergió y bajó lentamente, una vez allí introdujo mi miembro en su boca y comenzó a lamerlo con una profesionalidad deslumbrante (y no estoy dando a entender nada). Sus labios se sellaron a mi miembro mientras su lengua se movía cual anguila en el interior, provocándome un éxtasis constante. Sus movimientos se prolongaron, de vez en cuando salía a tomar aire, luego volvía abajo a frotar con su mano y su boca mi miembro, con sus carnosos labios. El roce era realmente perfecto, casi no pensaba en eyacular, únicamente en permanecer así toda la noche. Mas todo no dura para siempre y ella lo evidenció irguiéndose, introduciendo mi miembro en su sexo poco a poco, y a decir verdad penetró con cierta facilidad gracias al agua. Mirándonos fijamente el uno al otro, ella comenzó a moverse salvajemente, agitando las aguas a su alrededor como si una ciudad sumergida durante evos emergiese ahora de las profundas aguas. Yo la levantaba, casi sacaba su cuerpo del agua, sus manos se apoyaban en mis hombros, botando. Los gemidos por parte de ambos volvieron a hacer acto de presencia en la oscuridad de la noche, mientras sus movimientos se hacían cada vez más y más pronunciados. Jamás sentí cosa igual. Mi miembro en el suyo, a punto de eyacular, y ella cada vez más rápido y fuerte, cada acometida ...
    ... era más contundente, nuestras miradas se cruzaban mientras se mordía los labios. Estábamos a punto, quizás yo más que ella, me rogó que aguantase, que retrasase la eyaculación, y así lo hice. Cuando sus movimientos eran tan álgidos que me era imposible imaginarlos aún más, entre pequeños gritos dijo: "¡Ahora!, ¡ahora!". Con un profundo "Aaaaaaaah" de desahogo ella se corrió, y yo pocos segundos después, mezclándose así nuestros fluidos con el agua. Su rostro extasiado era todo un poema, no podíamos movernos, y ni mucho menos salir del agua. Por fin se echó sobre mí y yo besé su dorado pelo mojado. No sé por cuánto tiempo permanecimos en aquella posición, pero no recuerdo haber estado más a gusto jamás. El resto de la noche continuó con caricias y muestras de afecto. Nuestra salida del recinto fue un tanto bochornosa, es una cosa de la que nos reiremos ambos en el futuro pero ahora nos da cierta vergüenza. Es por ello que prefiero no relatarla aquí ahora, quizás lo haga más adelante. Ahora ella y yo disfrutamos juntos del día a día (no, no me refiero al programa de la Campos), no sé cuánto durará esto pero me siento feliz y tranquilo al estar con ella, incluso diría que cierto sentido paternalista se ha despertado en mí. Como siempre espero que mi relato haya gustado a mis lectores así como espero que deis vuestra opinión. Os remito a mis anteriores relatos para que así comprendáis mejor este y los que puedan venir a continuación. 
«1...3456»