Elena...
Fecha: 08/03/2018,
Categorías:
Infidelidad
Fantasías Eróticas
Autor: Comerizos, Fuente: CuentoRelatos
... mordiscos sobre sus pezones. Rápidamente se incorporó, y sentada sobre sus rodillas se acercó a mis pantalones. Ahora si, ahora era ella la que estaba ansiosa, sus manos torpes no atinaban a desabrochar el cinturón, el botón del pantalón… pero… una vez tuvo a su alcance mi polla completamente dura, como hacía años que no la sentía, sentí otro de los mayores placeres de esa noche… ver cómo la miró, cómo sus ojos la ansiaban, cómo la acarició solo un par de veces y cómo la atrajo hasta su boca… Chupaba mi polla como una náufraga que no ha comido nada en días y de pronto encuentra algo delicioso que llevarse a la boca, notaba su calor, su lengua suave acariciando mi glande, y sus manos acompasando un movimiento que me llevaba al éxtasis. - “Nunca me había comido una polla y… la tuya me encanta” Dijo separando su cabeza un momento para mirarme a los ojos, justo lo justo para volver a introducirla en su boca y seguir ahora, además de mamarla, succionando y acariciando mis huevos con las manos a la vez. Mi excitación era tal que me abandoné a mis instintos y comencé a follar su boca, a penetrarla cada vez un poco más, con movimientos hacia delante y hacia atrás, hasta que noté que dejaba de succionar y mi polla se deslizaba más suave y más profunda gracias a esas babas prearcada que empezaban a inundar su boca. A punto de correrme… saqué mi polla de su boca, ella me lanzó una mirada lasciva mientras se limpiaba con el brazo y me dijo - “Diosssss, que gusto¡¡¡” - “Tampoco me han ...
... comido nunca el coño” Se recostó sobre el sillón y mientras decía esto último deslizó sus manos hasta las caderas y se deshizo rápidamente de las bragas. No podía dejar de magrearme la polla, estaba a punto de reventar, separó sus piernas, dejando un tobillo sobre el respaldo del sofá y el otro descansando en el borde del sillón, dejando al descubierto un coño delicado, depilado, con unos labios definidos donde resaltaba claramente un clítoris duro y puntiagudo… Me deshice del resto de ropa que me quedaba entre los tobillos y hundí mi lengua, toda mi boca, sobre su coño, primero rozando su clítoris, dedicándole lo mejor de mi lengua pero también recorriendo de abajo arriba para saborear sus jugos, abundantes, cálidos, con un sabor que se asemejaban, que superaban el de aquellas ostras de la fiesta de las que me había atiborrado. Ella buscó mis manos y las llevó hasta sus pechos, buscó mis dedos y los llevó hasta los pezones y… erizando todo el cuerpo me invitó de nuevo a pellizcarlos mientras saboreaba todos los pliegues de su coño. - No puedo más, tengo que follarte¡¡¡ le grité, le supliqué casi, para que me permitiera abandonar con mi lengua su coño caliente, sabía que no podría resistirlo, que me correría en cuanto mi polla entrara en ese coño tan rico, tan caliente, que adivinaba tan apretadito, pero no podía esperar más. Me abalancé sobre su cuerpo, me detuve un instante para que mi polla se acomodara, para no embestirla, ella deslizó su mano, agarró mi polla y la situó ...