1. A por ella (III)


    Fecha: 19/09/2017, Categorías: BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mientras mis embestidas no paraban de follarse su dulce y suave culito que tanto placer me estaba dando. Sin poder aguantar más, noté un chorro que salpicaba mis testículos y la cara de Cristina, acompañado de un tremendo grito nos hizo saber que Vero se había corrido por segunda vez. Sin parar de soltar gemidos casi exhaustos, mi polla explotó, soltando todo mi esperma en las paredes de aquel cálido culo, que recibía mi regalo tan preciado. Sin esperar más hice que Vero se retirara colocándome en su lugar. Aun con gotillas de semen cayéndome por el capullo ordené a Cristina que me limpiara la polla de restos de semen y los restos del culo de Vero. Con cara de asco abrió la boca sacando la lengua, metiéndosela poco a poco busqué el principio de su garganta. Una brutal arcada hizo que la retirara de golpe. Cris giró la cabeza, un poco de vomito salió de su boca resbalando por su mejilla y cayendo al suelo. La desaté mientras le daba tiempo a recuperarse. Una vez desatada la cogí de los pelos y la arrastré hasta la mancha que había soltado. Increpándola, le azoté fuertemente en el trasero con el látigo, mientras le recriminaba su rebeldía. Le ordené que lo recogiera con la lengua y que limpiara todo el suelo dejándolo reluciente como estaba antes. Cris humillada como nunca la había humillado antes, se quedó agazapada en el suelo sin moverse con la cabeza gacha. Viendo que no tenia intención de limpiarlo la levanté cogiéndola de los pelos. Como casi era la hora de comer les ...
    ... enseñé la cocina y lo que había para comer. Casi todo eran fritos congelados y la sartén estaba apunto. Desnudas como estaban intentaron esquivar las gotas de aceite hirviendo que saltaba de vez en cuando. Sirvieron la comida y tranquilamente comimos. Una vez acabados todos los platos. Me acerqué a la mancha que había soltado Cristina y le ordené que se acercara de rodillas. A cuatro patas, fue gateando temblorosa hacia la potada que estaba delante mío. Le dije que ese era su postre que si antes no había querido limpiarlo, lo limpiaría ahora con la lengua y que tenía que estar contenta por mi benevolencia. Cris me miró a los ojos con una suplica en ellos. -Por favor amo. Acabo de comer. - me dijo con un tono de súplica. Vero nos miraba como si la cosa no fuera con ella y al darme cuenta le ordené que se sentara en el frío suelo, con la cabeza agachada en son de obediencia. Y así lo hizo en un rincón de la habitación. Mirándome fijamente, le señalé la mancha y se lo volví a ordenar. Siguió con la cabeza gacha mirándoselo sin ganas de limpiarlo. Cogí el látigo y cuatro pinzas que llevaban una cuerda cada una. Le puse una en cada pezón y las otras dos, una en cada labio vaginal asegurándome de que no se soltaran. Con las cuerdas de las pinzas bien tensadas en una mano y el látigo en la otra, le ordené por ultima vez que lo limpiara, y como castigo por sus negativas tiré fuertemente de las cuerdas. Sus pezones y sus labios vaginales se estiraron bruscamente haciéndole soltar un ...
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