1. (25) Los amores de Ana Etxeberría


    Fecha: 13/03/2018, Categorías: Grandes Series, Microrelatos, Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

    41 Otra mañana más amaneció en el campus universitario, notándose las altas calores de junio. Por eso Ana se ciñó un top y unos shorts, dejando boquiabiertos a todo el que la veía pasar. En la cafetería la esperaba Gabriela, como cada mañana. Y allí la encontró en una mesa con su café americano y un donut de chocolate. -Hola, Ani –se alegró Gabriela de verla venir. -¿Qué coño haces con ese donut de chocolate? ¿Qué te tengo dicho? -Puta y divina siempre. -Eso se te agarra al culo y te pone fofa. Comprendiéndolo, Gabriela dejó el donut en una papelera cercana. -Eso me gusta más. La próxima vez no seré tan comprensiva. Te meto el donut por el culo directamente. -Vale, lo siento, me apetecía. -Me preguntas y yo te digo, ¿estamos? -Perdóname, putón. -Perdonada –arrugó Ana los morritos y se dieron un besito cariñoso-. ¡Camarero! -¡Un minuto! -¿Qué pasa esta mañana? ¿Nadie quiere trabajar? Será gilipollas. Un minuto dice el muy mamón. ¿Quién coño es? ¿Uno nuevo? -Sí, como cada mes. Son trabajos temporales. -Pues espero que el trabajo temporal de este imbécil sea de dos días. ¡Oye! ¡Te cronometro! ¡Un minuto! –avisó al nuevo camarero señalando su reloj deportivo de 600 euros. -Qué tío. Cómo te ha mirado. -Este cabronazo se va a enterar. Se le ve con falta de inteligencia y sexo. -Mira, ahí viene. -Sí, dime –llegó el camarero. -¿Desde cuándo trabajas aquí? -Desde el lunes. Intento hacerlo lo mejor posible. -Pues conmigo la estás cagando. -¿Perdón? -¿Sabes quién soy yo? Ana ...
    ... Etxeberría. Y a mi ningún camarero de tercera me dice “un minuto”. La próxima vez que te llame vienes como un perrito y me sirves, o hablo con el dueño y a la puta calle, que para eso me follo al dueño dos veces a la semana, ¿queda clarito o te lo explico otra vez? -Muy clarito. -Pues quiero un café con un poco de leche fría y un mixto en pan integral, ¿lo has apuntado? No te veo con el bloc. -No te preocupes. Lo memorizo. -Anda, fíjate, Gabri, es inteligente. Seguro que sacaba dieces en matemáticas, ¿a que sí? -¿Algo más? -Te he hecho una pregunta. -Sí, se me dan bien las ciencias. -Pues venga, perrito, sírveme rapidito, ala, vete. Humillado y con la cara desencajada, el camarero volvió a la barra. Gabriela y Ana se descojonaron de la risa. -Qué patéticos son todos –opinó Gabriela. -Le quitas la polla y se quedan en nada –siguió Ana riendo. -¡Choca! -¡Yeah! Se dieron una palmada de manos. -Ani, ¿puedo pedir como tú? ¿Un mixto en pan integral? Me muero de hambre. -Hoy no. Estás castigada por no hacerme caso. -Joder, venga, Ani… -¿Cómo que “joder, venga, Ani”? -Lo siento. -Oye, Gabri, desde que he entrado se me van los ojos detrás de ese bomboncito de la barra de bar. ¿Sabes quién es? No la conozco. -¿La rubia del pelo cortito? -Sí, está más rica que el pan con aceite. Mira qué bien le sientan esos Levi´s ceñidos. Los tiene tan apretados que se le marcan las bragas. Y ese corte de pelo, me encanta. ¿Qué edad le echas? -Treinta o treinta y cinco años. -¿Es una nueva profesora? -Creo que ...
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