A por ella (I)
Fecha: 14/03/2018,
Categorías:
BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... encuentro aún no la había visto y no sabía qué humor tendría ni qué actitud tomaría respecto a mi. Pero tuve suerte que llamo un sábado en que mi mujer había salido a buscar el pan. Preguntó por su hermana entonces fue cuando yo noté ese tímido timbre de voz cuando le dije que no estaba. -No está, ha salido...Oye. Hace tiempo que no te vemos, bueno que no te veo, ¿no estarás resentida? Porque había pensado que... El viernes. El Viernes que viene tiene follón en el trabajo y volverá a estar ocupada hasta tarde. Encima yo plego antes. ¿Qué te parece si te vienes? -Xavi. Es que el viernes me va fatal, he quedado y... -Bueno, pues el viernes te espero, ven con algo ceñidito y sobre todo puntual, si no ya sabes que hay. Y le colgué sin tiempo a contestar. Entonces lo fui rematando todo para el viernes, aguantando una ganas locas por pillarla por banda. El viernes llegó a las cuatro. Puntualmente pensando que se iba a salvar de una buena reprimenda. Después de abrirle la puerta me dirigí otra vez al sofá y me acomodé esperando que se me presentara. Se me quedo mirando desde la puerta y después de un momento la cerró y se me puso de pie delante mío. -Mira es que hoy había quedado y no he podido anularlo, no puedo quedarme.- me dijo. -No te dije que fueras puntual, y no me importa si has quedado o no. Además por qué vienes tan ceñidita si no es por que te encanta este rollo. La verdad es que estaba muy provocadora. Unos zapatos de poco tacón, un pantalón negro ajustado como si ...
... fuera su propia piel, y un Top blanco que le marcaban esas grandes tetas que a mi tanto me encantaban. No las tenía exuberantes, pero sí más grandes que mi mujer y eso era lo que me atraía de ella. -Ven aquí. O aprendes a ser obediente o serás castigada hasta que aprendas. Ven. Cuando se puso a mi lado la hice arrodillar y luego tumbada boca abajo sobre mis rodillas le bajé los pantalones lo suficiente para que me mostrara sus nalgas. Cogí una paleta de madera que había dejado a mano y le di un primer azote. Esperé un momento pero no protestó ni exteriorizó el dolor con ningún quejido, así que continué sin detenerme entre azote y azote. Después del décimo su mano me agarró de la pierna apretando cada vez con más fuerza pero sin que su boca soltara un lamento. Las nalgas iban tomando un color rojizo, y cuando creí que ya tenia suficiente me detuve tan bruscamente como había comenzado, y ella soltó mi pierna después de comprobar que había dejado la paleta a mi lado. -No has estado mal, no has gritado pero me has agarrado de la pierna y no me ha gustado.- le agarré de la melena y le levanté la cabeza- Pero el castigo te lo implantaré más tarde, ahora arrodíllate entre mis piernas y pónme la morcillona. Me abrí de piernas y ella arrastrando las rodillas se puso delante de mí y comenzó a bajarme la cremallera del pantalón. Me levanté un momento para que pudiera quitármelos y después de quitarme los calzoncillos me volví a sentar con las piernas bien abiertas. Me la cogió y tiró para ...