Con Arturo lejos de casa (parte 2)
Fecha: 05/04/2024,
Categorías:
Bisexuales
Autor: esrkytorazul, Fuente: CuentoRelatos
... algodón de su prenda interior que aun él no se había quitado. Ni me lo creía. Estaba yo con mis narices cerca, muy cerca de un pene ajeno verdadero. El corazón parecía que se iba a salir por mi boca. No supe si era susto, emoción, nervio, morbo o todo a la vez.
A: Bájamelo para que veas que ahí allí – me dijo al tiempo que se despojaba de su franela.
Su pecho, con pocos vellos estaba al desnudo. Antes nunca eso me había parecido erótico para ser honesto, pero no sé bien porque razón, verle así, todo el pecho descubierto, su abdomen aplanado por la disciplina física y su ombligo pequeño con el caminito de vellos que iba descendiendo y poniéndose más tupido, parecía enloquecerme tanto como cuando una linda mujer voluptuosa se me desnuda. El olor de jabón fresco se mezclaba con un aroma de hombre.
Por fin posee mi mano encima de su bulto. Lo tenía duro, muy duro y hasta pude detectar el palpito de su miembro.
A: Abultadita, así como te gusta, papi.
Bajé por fin el bóxer lentamente y su verga salió disparada. El pene salió de sus amarras, en absoluta erección y apuntó groseramente a mi rostro. Su punta chata de color parecido a un rosado dejaba esbozar una gota liquida que luego bajo en forma de hilillo espeso. Arturo estaba bien excitado y había ya babeado un poco. Una vena central le daba un aspecto viril que intensificaba mi deseo. Lo miré así, sin tapujos por fin, como si se tratara de una obra de arte. Y es que lo era de algún modo. Era un pene bello. Al ...
... menos a mi gusto. Recto, algo grueso y de tonos claros. Ni largo ni corto. Adornado con un pubis bien mantenido. Un olor entre jabón fresco, orines, liquido preseminal y piel de hombre, se mezclaba.
A: Dale caricias, dale besitos, dale, amor. Lo necesita.
Sus frases ocurrentes, no solo me seducían, sino que me divertían. Exploré ese falo como juguete nuevo. Lo olí como perro sabueso en un espacio nuevo. Lo acaricie resbalándola y por mi mejilla mis labios impregnándome de sus olores. Todo con calma, sentado allí en esa cama de hotel. Toqué sus testículos rosados de fino pelaje y di besitos tibios y tímidos en el glande. La acaricié despacio y poco a poco esas caricias se fueron perfilando en una paja rítmica. Era tan fascinante mirar el cuero de su verga escondiendo y revelando la carne redondeada del glande. Su liquido transparente y baboso salía entonces en mayor cantidad. Pero no aguanté más la tentación carnal. Lo miré a sus ojos encendidos de morbo y decidí consumar esa fantasía atragantada en mis deseos desde hacía mucho tiempo. Posé mi lengua en el glande, jugueteando en el frenillo y la resbalé después por toda la textura viril, agreste y potente del falo irrigado de venas. Iba saboreando cada palmo del tallo, hasta que mis narices hundidas en su pelaje púbico me impedían ir más allá. El olor a macho era absoluto y me resultaba grato.
A: Hm, así papi, así vas bien.
Sus ojos desde arriba chocaban con los míos. Nos mirábamos con complicidad. Arturo tenía una ...