1. Por fin te vi desnuda


    Fecha: 09/04/2024, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sujetador. Laura quería guerra.
    
    Se sentó sobre mí y empezó a besarme.
    
    -Esto no está dentro de mis competencias como bailarina pero eres tan buena persona conmigo que queiro que nos demos amor. - confesó
    
    Me quitó la camiseta, los zapatos y los pantalones, todo ello envuelto en caricias y en plena confianza el uno en el otro. Notó mi abultado y erecto paquete, bajó mis bóxers y empezó a realizarme una felación. Todo era muy placentero. Desabroché su sujetador y vi sus pechos. Abultados pero no excesivamente grandes, sus pezones rosados tamaño medio. Volvió a besarme para que tocara sus pechos. Se sentó en el suelo y me pidió que le quitara el tanga. Cogí lo que quedaba de su ropa interior y por sus tobillos lo quité. En ese mismo momento me tocó su pie derecho a la altura de su boca y ella recibió un beso en la planta del pie.
    
    - Vamos a pasarlo muy bien esta noche - me dijo
    
    Bajó sus pies hasta mi pene erecto y sensualmente me lo acarició con ellos. La tumbé en el sofá y empecé a besarla en los labios. Bajé por su cuello (tuvo un pequeño ...
    ... espasmo que vino acompañado de una risa), bajé por sus pechos, su vientre plano hasta llegar a su sexo. Le practiqué sexo oral durante unos minutos. Acto seguido y despues de unos orgasmos suyos la penetré. Estaba mojada. Le practiqué el sexo de múltiples maneras, ella estaba gozando y disfrutando de múltiples orgasmos. Era hora de terminar.
    
    Levanté sus piernas para que pusiera sus pies en mi cara y mientras, con su mano derecha empezó a masturbarme. Puse sus piernas sobre mis hombros y volví a penetrarla. Flexible como ninguna bajé mientras la penetraba hasta sus labios para besarlos. Juntos tuvimos el orgasmo final, el clímax en más confianza que he tenido nunca con nadie. Mi semen salió disparado dentro de su vagina, calentito. Saqué mi pene de ella. La besé en los labios, en el pezón derecho y en el ombligo haciéndole una pequeña cosquilla con la que volvió a echar una risa.
    
    Me tumbé en el sofá y ella encima, ambos jadeando y, sabiendo que esta sería la primera de ojalá que muchas noches igual que esta.
    
    Gracias por leer esta breve historia. 
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