La conocí en el metro (H25) (M37)
Fecha: 09/04/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Estaba en la línea naranja rumbo a mixcoac desde Rosario justo en la hora pico donde todos los oficinistas inundan los túneles. Estaba en el andén y la vi, chaparrita y algo llenita, cabello negro al hombro, su piel morena clara y vestida formal: medias negras, tacones, falda negra y ajustada, ya saben damita de oficina.
Estaba apreciando su belleza mientras llegaba el tren cuando me percaté que atrás de ella estaba un señor, que disque agarrando su mochila rosaba sus nalgas, ella se veía molesta y yo aproveché para acercarme diciendo “hola, cómo estas?” Mientras veía fijamente al tipo de atrás que de inmediato soltó su mochila y se hizo el disimulado con su celular, ella primero se veía confundida y luego se relajó, me respondió el saludo con una sonrisa y empezamos a platicar, el andén se seguía llenando y para cuando llegó el metro el tumulto nos empujó al fondo del vagón terminando enfrente de la puerta, me recargue con el brazo para detener los empujones del gentío ya que no quería incomodarla, la plática se limitó a algunos comentarios sobre lo lleno que estaba el vagón y que ojalá no se estuviera deteniendo.
Mientras trataba de alcanzar mi celular con la mano que tenía libre el convoy emprendió su marcha y como suele suceder cuando está así de lleno se detenía abruptamente, en cierto punto se me venció el brazo y con toda la fuerza del gentío a mi espalda terminé sintiendo la suavidad de sus nalgas con la verga, trate de poner algo de distancia nuevamente pero ...
... era más difícil que al principio, apenado y nervioso solo pude decir:
-huy! Discúlpame, estás bien? -si, no te preocupes (de nuevo me regala una sonrisa) que bueno que no eres el viejo de hace rato.
si verdad- respondí nervioso
En este punto la distancia entre su trasero y mi verga era mínima, cada movimiento brusco del vagón implicaba un rose a veces ligero otras más agresivo, se me estaba empezando a parar y solo podía verla con algo de vergüenza y nerviosismo en la cara, ella respondía con una sonrisa de comprensión y ternura. Cuando llegamos a tacuba se subió mucha más gente de la que bajo así que la distancia desapareció y ahora estaba con la verga durísima entre sus nalgas, claro que se sentía muy rico pero me preocupaba que se molestara, una cosa eran los roses accidéntales y otra el ponerle la verga entre las nalgas, mientras me hacía a la idea de ser acusado de acoso sentí cómo arqueaba la espalda y sus nalgas ejercían presión, me quede impactado ahora su sonrisa era de complicidad.
No se cuantas estaciones habíamos pasado pero en un túnel se detuvo el tren y se apagaron las luces de un momento a otro su mano ya estaba acariciando el bulto de mi erección, no perdí tiempo y empecé a estrujar sus nalgas, el tren siguió su marcha y ya no aguantaba así que le dije al oído “vamos a un hotel” asintió con la cabeza y me tomó de la mano .
Camino al hotel no perdí oportunidad de darle una nalgada ya en la habitación me reporte enfermo en el trabajo y empecé a ...