Isabel, te follaba una y otra vez
Fecha: 19/04/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: gungnir, Fuente: RelatosEróticos
... O bueno, espera, se casó ya, ¿no? Iban a casarse antes de irme yo. Jm, no sé, supongo que sí estarán casados ya.
-Bueno, ¿cómo estás, hombre? Que, ¿me viste antes, o cómo?
-Sí, justo antes de entrar me pareció verte entrar y no sabía si eras tú.
-Pero bueno, ¿tan pronto te olvidas de mí? -Puso morritos simulando molestia.
-Bueno, qué le hago yo. Hay más mujeres en mi vida.
-Bueno -ella solía alargar la pronunciación de la primera palabra que pronunciaba cuando comenzaba a hablar, duplicaba e incluso triplicaba la primera vocal de la palabra-, cómo eres. Seguro que tienes a un montón de mujeres detrás de ti -hablaba de forma socarrona, con simpatía y cariño hacia él-. Pero bueno, cuéntame. ¿Cómo estás? ¿Qué estás haciendo ahora? Cuenta, cuenta -apuñaló el pecho de él con el dedo acompañando cada palabra.
-Pues nada. Ahora estoy en esta empresa -se giró para mostrarle la mochila que llevaba a la espalda, la cual tenía el logo de la empresa bien grande, vistoso y conocido- y bien, la verdad. Llevo aquí hará cerca de un año y ahí voy. Aprendiendo, mejorando, cobrando a fin de mes y bueno, sobreviviendo.
-Anda ¡qué bien! ¿no? Parece que te van bien las cosas. Me alegro por ti -pronunció cada palabra con sinceridad, acompañándolas de una sonrisa cálida. Era muy simpática cuando quería-. Y qué, estás aquí obligado ¿no? Te ha tocado pringar con el coñazo de las charlitas.
-No lo sabes tú bien. Me han mandado aquí por temas de formación obligatoria. O qué sé ...
... yo, una mierda de esas. Es básicamente una tortura de relax. Es un coñazo, pero en un hotelazo. No hay mal que por bien no venga.
Ella rio antes de hablar- Ya te echaba de menos, tío. Me hartaba de reír contigo. Mi hijo te echa mucho de menos también.
-Normal, soy la caña.
-Ya. Le gustaba jugar contigo en la ofi. A ver si te pasas un día y juegas con él, hombre.
-Bueno, veré mi agenda, a ver qué puedo hacer.
Ambos sabían que ella no lo había pedido de verdad, pero ambos mantenían el teatro social de esa conversación. Quedaron en silencio un instante mirándose, un silencio que marca que no hay nada más que hablar. Lo suficientemente corto para poder salvarlo añadiendo algo, pero cerca ya de llegar al fin de la conversación.
-Oye, ¿y te quedas toda la semana? -Isabel fue la que acalló el silencio.
-Que va, me voy el martes. Me quedan aún dos días más por aquí. -Isabel iba a añadir algo, pero Carlos atacó antes- Que no entiendo el por qué de estos horarios: empieza el congreso un sábado, el domingo no hay nada y la semana continúa. Ese día ahí en medio perdido. Sin sentido.
-Sí, es así todos los años. Los sábados organizan un cóctel y abren la pista de baile. Dejan las copas baratitas y te invitan a las dos primeras si eres del congreso.
Carlos se imaginaba qué diría ella a continuación.
-Oye, quedamos esta noche y nos tomamos una copa. Así nos ponemos al día, ¿vale? -Ella le había cogido el antebrazo derecho con ambas manos para reforzar su petición. ...