1. La novicia que no llegó a profesar al probarme


    Fecha: 25/04/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: El Manso Embravecido, Fuente: CuentoRelatos

    ... Aceleré el ritmo, ahora sí a tres embestidas por segundo, sacando y metiendo el máximo de cantidad de carne que podía sacar y meter sin que se me saliera el nabo, y aún no pasados ni 10 minutos Ángeles vuelve a tener otro orgasmo. El tercero.
    
    Le sugerí que se pusiera a cuatro patas. La polla en esta postura entra rascando más las paredes vaginales, y sobre todo, el clítoris. Es la postura preferida por la mayoría de las mujeres.
    
    La cogí por la cintura y le di caña, sin contemplación. Con cada arremetida nuestras entrepiernas chasqueaban. Ángeles tenía tan caliente y húmedo el chumino y para colmo mi polla entraba tan apretada en ese coño recién desflorado, que no pude aguantar mucho más y me corrí en sus entrañas. Ella también consiguió el cuarto orgasmo.
    
    Nos tomamos un respiro. Nos acurrucamos mientras hablábamos de diversos temas. Del interior de su vagina comenzaba a salir mi lefa. Ángeles se quedó sorprendida, pensaba que se quedaba dentro y se echó a reír. Yo entonces le propuse que se colocara en cuclillas. Ella así lo hizo. Empezaron a salirle unos chorros de lechada que acabaron formando un pequeño charco en las sábanas. Le dije que mojara unos dedos y se los llevara a la boca para comprobar el sabor. No tardó ni un segundo en ponerlo en práctica. Le encantó. Volvió a mojar los dedos en varias ocasiones en el charco de esperma, hasta dejar las sábanas sin restos prácticamente. Se chupeteaba los dedos con gran entusiasmo.
    
    –Está riquísimo. Sabe como a clara ...
    ... de huevo. En el convento tomamos muchos huevos crudos. Yo sorbo la clara y la yema con auténtica veneración. Me encanta. Y tu semen sabe casi igual –me decía mientras metía los dedos, esta vez en el chocho, buscando algunos restos de mi descarga para llevárselos a la boca. Rebuscaba por todos los rincones de su almeja con ansiedad.
    
    Esa visión de una chica tan recatada buscando y rebañando semen con gran fervor por cualquier parte, como si fueran pepitas de oro, me la estaba poniendo dura otra vez.
    
    No pude reprimir más mi lujuria y le dije:
    
    –Súbete a mi polla y cabalga un buen rato a buen ritmo hasta que te corras otras dos o tres veces y yo también te vuelva a llenar el chumino con mi leche calentita.
    
    Ángeles, para ser su primera vez, cabalgaba bastante bien. Era una buena jinete. Se notaba que alguna película porno había visto. Ella ponía cara de estar en el Séptimo Cielo. Por fin había descubierto el verdadero clímax sobrenatural, el Paraíso. Yo le pedí que me escupiera en la cara de vez en cuando. No se lo pensó dos veces. Cada poco tiempo me soltaba un buen salivazo en la cara. Esto la excitó aún más. Tuvo unos orgasmos que la volvían literalmente una poseída. Yo no pude aguantar más y apretándole mi nabo bien adentro le descargué mi segundo viaje.
    
    Ángeles volvió a hacer el numerito de “Tragar lefa de un charco”. Estaba aprendiendo rápido a ser una buena golfa.
    
    Volvimos en varias ocasiones más a nuestro particular nidito de amor. Hasta que por fin llegó ...