La mujer perdida Libro III (Primer capítulo)
Fecha: 16/05/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Oldieman, Fuente: TodoRelatos
... pero por cortesía, consintió tal invasión.
A continuación, fue Selu quien se acercó a ella abrazándola de una manera impúdica, como restregando su cuerpo grandón y un poco pasado de kilos con el de mi madre, una vez completamente pegado a ella, le plantó dos besos muy cerca de la comisura de sus labios.
-Es cierto, lo que decía Víctor…-
-¿Qué es lo que decía mi hijo?-
Preguntó mi madre muy alterada ante tal invasión de su espacio personal.
-Que tenía una madre muy guapa, ¡Y por las barbas de Belcebú, que tenía razón!-
-Sí señora... ¡Es usted un auténtico bellezón!-
En ese instante, mi madre, viendo que tenía que actuar, se apartó de ellos y se acercó a mí, acarició mi mano, mientras miraba a esos dos hijos de puta depredadores.
Por suerte, no se dio cuenta de que mi mano estaba comenzando a sentir como la suya me apretaba, yo intenté mover los dedos de la otra mano que tenía oculta tras las sábanas y noté como tenía sensibilidad y movilidad.
-Es que mi hijo me mira con muy buenos ojos… Bueno, creo que es el momento de que le arregle la cama y lo asee un poco…-
-Tiene toda la razón señora, nosotros ya nos vamos-
-Espero que volvamos a vernos… Muy pronto-
-Espero que no volvamos a vernos-
Susurraba mi mamá, mientras veía como salían de la habitación.
Tenía claro que el tiempo corría en mi contra…
Tenía 36 horas para recuperar mi movilidad, y de ello no podía enterarse nadie…
-No te preocupes Víctor, ya se han ido tus ...
... amigos-
Mi mamá comenzó a asearme, con su manopla húmeda, lavaba mis brazos, mis hombros, mis piernas y mis partes íntimas, y yo prácticamente sentía cada una de sus caricias… Mi cuerpo tenía completa sensibilidad… Entendí que no me había quedado paralítico ni nada por el estilo, y que tendría que hacer un arduo ejercicio mental para que mis extremidades hicieran caso a mi mente.
Mi madre me miró fijamente, entendió que mi cuerpo estaba comenzando a reaccionar al contacto físico, me miró a los ojos, y en ese instante noté que yo también podría haberla mirado, pero si lo hubiera hecho, probablemente ella habría saltado de júbilo y habría llamado a las enfermeras y se habría formado un jolgorio, y eso no me interesaba porque podría llamar la atención de esta gentuza y adelantar cualquier acontecimiento.
Continúe mi mirada fija y perdida, y mi mamá volvió a esa expresión de desánimo.
Al cabo de unos minutos, se sentó durante un rato a mirar su teléfono móvil.
Fue cuando comencé a aprovechar para hacer mis ejercicios físico-mentales...
Movía los dedos, me proponían mover los dedos meñiques y los iba moviendo, luego los índices luego los pulgares… Comenzaba a tener movilidad en todos los dedos…
Bajo las sábanas, habían pasado un par de horas y ya podía cerrar las manos y apretar los puños. No paraba de apretarlos…
Mi siguiente objetivo, eran los dedos de los pies… Ahí tenía que ser más sigiloso, puesto que estaba más cerca de mi mamá.
Yo notaba como podía moverlos, ...