1. Amor por las nueces caninas


    Fecha: 30/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Fetichismo Zoofilia Autor: cyberslut, Fuente: SexoSinTabues30

    Soy voluntaria en el refugio canino. Cada ciertos meses me gusta llevar un par de bolsas de alimento al refugio y ofrecerme para tareas de limpieza y cuidados a mis queridos amigos peludos. A primera vista podría parecer que mis acciones son totalmente desinteresadas pero, nada más lejos de la realidad. Por supuesto que busco algo a cambio de esos lindos cachorritos… y tal vez te preguntaras: ¿Qué podría ser? ¿qué beneficio espero obtener de un montón de pobres perros callejeros rescatados…? Pues, la mayoría del tiempo me conformo con mirar discretamente a esas hinchadas capuchas que contienen sus jugosas vergas perrunas. También disfruto al ver esos anos expuestos, estrechos y rosados, casi rogando por ser dedeados profundamente hasta estimular su punto G. Pero, definidamente lo que más me gusta observar es a los machos que todavía conservan sus bamboleantes y colgantes escrotos caninos; el solo pensar en esas gordas nueces en su interior repletas de caliente leche de cachorrito hace que mi coño se humedezca.
    
    Por mucho que lo intente no puedo evitar fantasear con esos testículos llenando mis mejillas: Sentir el peso de las bolas en mi lengua con su textura rugosa abrumando mis papilas, el asqueroso sabor concentrado a perro callejero que solo me hace sentir más puta imaginándolo, y ese embriagador olor a semental que solo un par de huevos bien desarrollados puede emanar.
    
    Frustrantemente, la gran parte del tiempo es solo una fantasía ya que las ocasiones para quedar a ...
    ... solas con los perritos son escasas. Aparte de mí no suele haber muchos más voluntarios, pero el sitio en sí no es más que un terreno llano rodeado por rejas y jaulas que poco pueden ocultar al exterior, al centro hay un modesto edificio para la administración y veterinaria del refugio. Si no soy cuidadosa cualquiera podría verme desde lejos manoseando una funda a punto de reventar o clavando mi nariz en un par de olorosas pelotas perrunas, o al menos eso es lo que mi paranoia me hace creer a cada segundo. Por más que me considere una verdadera perra adicta a las vergas y leche canina, todavía tengo cierto reparo en dejar que me descubran como una zoofílica abusadora de tan inocentes criaturas.
    
    Aún así en cuanto se me presenta la oportunidad y me siento lo suficientemente segura de no estar siendo vigilada, estrujo con ansias el escroto más tentador que tenga a mi alcance, con la intención de arrancar un pequeño chillido al can desafortunado que no me vio venir. Al haber perros recién sacados de las calles he estado a punto de recibir una buena mordida, por suerte solo he recibido algunos rasguños en un par de ocasiones. La mayoría de ellos simplemente tratan de hacerse a un lado del peligro sin guardar rencor a su pervertida cuidadora.
    
    Si tengo mucha suerte la bestia apenas y se inmuta luego de recibir mi amistoso apretón de reconocimiento, regularmente esto significa que he encontrado un macho lo suficiente dócil para pasar con tranquilidad a su linda y peluda funda: A ...
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