1. Sexo en casa y sexo en la oficina (dos relatos cortos)


    Fecha: 04/06/2024, Categorías: Hetero Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    Luis se despertó con el ruido de tacones procedente del piso de arriba. A su lado, todavía en brazos de Morfeo, estaba Ana, tumbada boca arriba. Luis contempló su rostro y observó como su tripa, enfundada en una camiseta blanca de tirantes, subía y bajaba siguiendo el ritmo de la respiración. La noche anterior, después de cenar, entre besos, se habían apresurado a ir a la habitación. La ropa estorbaba y consiguieron, en tiempo récord, desnudarse. Luego hubo caricias y sexo.
    
    Luis deslizó la mano bajo los calzoncillos y se tocó el pene. Conocía a Ana desde hacía bastante tiempo, le gustaba su sonrisa traviesa, su voz de terciopelo y sobre todo, le gustaba esa intimidad, esa cercanía y calor que transmitía haciéndole sentirse único.
    
    - ¿Estás dormida? - preguntó alzando la voz.
    
    La mujer entreabrió los ojos y durante un segundo sus labios dibujaron un gesto de enfado, gesto que pronto dejó paso a una sonrisa mientras trataba, sin éxito, de sonar disgustada con el involuntario despertar.
    
    Ana se estiró dejando ver sus sobacos libres de vello. Luego se rascó la barriguita distraídamente. Luis se inclinó sobre ella y la beso.
    
    - Hagamos el amor. - dijo.
    
    - Déjame ir al baño primero. - respondió la chica comenzando a levantarse.
    
    - No te vayas. Dame al menos un besito más. - dijo el hombre tirando del brazo de su amada y volviéndola a tumbar sobre la cama.
    
    Luis se puso sobre ella y la besó mientras deslizaba su mano bajo las bragas y jugaba con los pelos que ...
    ... crecían en su sexo.
    
    - ¿Luis? - protestó la joven notando la presión en su vejiga llena.
    
    - ¿Qué? - dijo él.
    
    - tengo que ir ya o...
    
    - Esta bien, pero no tardes.
    
    Ana se levantó de la cama y contrajo el trasero. Luego, con pasos cortos pero rápidos, ligeramente encorvada para evitar que se la escapase el pis, se dirigió al baño. Abrió la puerta, entró en el aseo y la cerró.
    
    Precediendo al ruido de la puerta sonó el característico sonido de un pedo.
    
    Luis se bajó los calzoncillos, agarró su miembro y comenzó a masturbarse pensando en Ana, en su culete y en la ventosidad que acababa de oír.
    
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    Julia apartó la vista del monitor, se levantó de la silla y caminó sobre sus zapatos de tacón hacia la habitación dónde estaba la fotocopiadora. Aquella tarde llevaba puestos unos vaqueros ajustados y una camiseta gris con rayas horizontales. Su rostro no era de los más bonitos, pero el pelo corto de color rojo natural, las gafas y un lunar sobre el labio, la convertían en una mujer atractiva.
    
    En ese momento, Pedro levantó la vista del informe y se fijó en su compañera, en su trasero de perfil bajo, en el subir y bajar de sus generosas nalgas. Tomo al azar un documento y se levantó de su sitio.
    
    Entró en la habitación y cerró la puerta.
    
    - Para no molestar a los demás con el ruido de la máquina. - dijo dirigiéndose a su compañera.
    
    Luego se acercó más a ella. Podía oler el perfume de su piel.
    
    - ¿Qué fotocopias? - le preguntó.
    
    Ella le miró a ...
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