Cleopatra se rinde
Fecha: 06/06/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Fantasías Eróticas
Sexo en Grupo
Autor: WalterJL, Fuente: SexoSinTabues30
El pétreo y majestuoso salón del trono de la gran reina Cleopatra estaba iluminado con miles de velas de cera de abeja doradas, mientras una profunda orquesta interpretaba una intrincada melodía egipcia. Los prestigiosos nobles y generales se habían reunido para presenciar el momento decisivo, mientras Cleopatra se preparaba para cumplir con su parte del acuerdo con los poderosos conquistadores romanos, César y Marco Antonio.
El ambiente era tenso y los corazones latían rápidamente, agitados por el destino que la reina iba a cumplir esa noche. Cleopatra era una dama de incomparable belleza. Sus ojos azules brillaban bajo la luz de las velas, y sus largos rizos negros le caían hasta la cintura en una cascada sedosa.
Su cuerpo perfecto era envuelto en finos ropajes blancos hechos con seda y adornados con joyas preciosas, pero todo ese esplendor sería abandonado pronto, ya que sus enemigos habían exigido una demostración de sumisión que jamás se había visto antes en Egipto. Marco Antonio llegó primero al salón del trono, su figura poderosa ocupando con autoridad cada paso que daba.
Detrás de él venía Julio César, el maestro del imperio romano, con una sonrisa cruel e irresistible escondida entre sus bigotes. Junto a ellos caminaba una joven, bella y temblorosa princesa egipcia, cuyo nombre está perdido en el tiempo, destinada a ser testigo del acto más humillante que habría de vivirse en la historia de Egipto. Lentamente, César fue hacia la reina y tomándola del brazo, ...
... la colocó sobre su trono dorado, con un gesto firme y posesivo.
El público ahogó un grito entre la sorpresa y el horror, mientras Cleopatra seguía mirando fijamente a la mirada penetrante de César. No obstante, ella mantenía su postura orgullosa y erguida, como si estuviera enfrentándose a dos leones y no a los más grandes conquistadores de su época.
Mientras tanto, Marco Antonio se paseaba por el salón, acercándose a algunos de los nobles y señalando con una expresión despectiva su incapacidad para proteger a la reina. Luego dio media vuelta y, con un gesto teatral, levantó la túnica de la joven egipcia, mostrando una desnudez perfecta y juvenil, que contrastaba fuertemente con el cuerpo más experimentado y maduro de su maestra.
La música se apagó repentinamente y, durante unos segundos angustiantes, reinó un silencio absoluto, que pareció durar horas antes de que volviera a retumbar el estruendo de los tambores egipcios. En ese mismo momento, César y Marco Antonio se inclinaron sobre Cleopatra y empezaron a besarla. Sus labios implacables recorrían cada centímetro de la carne femenina, saboreando sin piedad y explotando todos los nervios sensibles que la cubrían. Ella intentaba resistir, pero los músculos de sus dientes se clavaban cada vez más hondo, mientras sus rostros iban descubriendo nuevas zonas de placer.
Así empezó el juicio. Primero, la violación anal de Cleopatra. La intensidad de su dolor, y el orgullo que sentía de preservar a su pueblo, fueron las ...