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Una semilla en el paraíso cap. 3
Fecha: 12/07/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Fetichismo Masturbación Autor: ELDURO69, Fuente: SexoSinTabues30
... absolutamente limpio con su boca y saliva decidió hablar nuevamente con TAMANA en eso se escuchó un sonido familiar, las dos niñas se alarmaron y deciden salir de prisa pero ASHIMA regresa me abraza fuertemente y de nuevo corre al alcance de su amiga. Por fin con mis pantalones en su lugar aparece en la entrada la mujer de la varilla de metal afilada pero esta vez su cuerpo llevaba equipado una especie de armadura que cubría brazos y piernas y parte de su pecho, en su mano sostenía un cuchillo con la punta redondeada y con ambos lados de la hoja afilados, yo levante las manos en forma de rendición, ella me da una señal para que avance, al acercarme a ella decidí cubrirme la nariz por miedo a otro de sus golpe, al salir de mi confinamiento y el sol radiante segaba mis ojos y me di cuenta de la multitud que me observaba únicamente a mí. En esta reunión extraordinaria se encontraban las cuatro ancianas con sus vestimentas coloridas, alrededor de treinta mujeres con sus vestimentas blancas de algodón y algo de dieciséis niñas con sus cuerpos desnudos parecían tener entre seis o siete años y las que sobresalían de ese grupo por su tamaño eran ASHIMA y TAMANA que tenían ocho años, las ancianas ...
... empezaron a hablar y escuche mi nombre entre sus oraciones posiblemente SHIMA les dijo y tenía miedo de que más les habrá contado, al terminar sus palabras se separaron en pequeños grupos las ancianas se refirieron a mi carcelera como SANASHI luego de sus conversación me dieron fruta y agua esperaron a que terminara y me llevaron entre las praderas de flores pasando los pastizales se encontraban algunas mujeres con unas toscas y raras versiones de maquinaria para arar la tierra en eso SANASHI me coloca esta estructura de madera y metal al parecer fui sentenciado a trabajos forzados, al otro extremo de campo estaban las niñas recogiendo y moviendo piedras que estorbarían en el arado cuando más me acercaba podía diferenciarlas entre ellas se encontraba TAMANA solo unas cuantas pero con su característico desnudes enseñando sin preocupación su trasero al aire, abriendo sus piernas para jalar y esforzarse en su qué hacer, era el mejor espectáculo o el recuerdo de que no estaba en casa sino en una tierra donde me convertí en una vestía de carga en eso me di cuenta de entre todos los acontecimientos que no he visto un solo hombre en todo el lugar, no niños y no ancianos, ningún ser masculino a excepción mía.