1. METAMORFOSIS 209


    Fecha: 22/07/2024, Categorías: Gays Autor: Betelgeuse, Fuente: SexoSinTabues30

    ... seguidos y leves, solo que de un brusco giro ahora el cuerpo de ella quedaba de cara al suelo quedaba debajo del cuerpo de Carlos que le hacía la embestida de pene en la vagina de forma lenta y pausada con el suave alzar y bajar cintura, le decía que se lo hacía con amor, con amor, con amor, y así fue que los glúteos blancos se movían, los testículos de pelo rubio chocaban con los muslos y parte del traserito desvirgado, la muchacha pese al dolor de su trasero cerraba los ojos sintiendo ser penetrada varias veces, de nuevo la hizo girar, le empezó a hacerla sentir lamiendo los pezones haciéndola gemir, los dedos pasaban por a humedecida vaginita, le dijo que le iba a hacer el amor por ahí, ella sintió la entrada del pene en su vaginita, así, así, así de embestidas del pene de Carlos se estaba dando en la vagina de Amarilis, la hacía gemir y jadear, hasta que las caderas y pene de Carlos se detuvieron, luego de pronto en un instante ambos se quedaron quietos, por segundos, ella sintió el semen que Carlos le depositaba en su vagina, sentía el latir y lo húmedo del pene dentro de ella, Carlos estaba complacido sintiendo esa húmeda vagina que se llenaba de semen, la respiración se escuchaba de los dos en ese momento, la sentía suya, era el clímax por el que había venido a buscarla, sentirla así, someterla así, era su gozo, era su dicha, esa niña le pertenecía, de esa forma quedaba quieto disfrutando de ese cuerpito infantil femenino, al poco tiempo el tronco del pene fue ...
    ... saliendo de esa vaginita, pero para sorpresa de Carlos ella le pidió más, y lo hizo agarrándole de los hombros no dejándole apartarse de su cuerpito infantil, Lucrecia deseaba gozar más ese cuerpo descendiente de nobles europeos, era de ser así, genéticamente ella había heredado de su madre Lucrecia ese fogoso deseo sexual de sentir y hacerse sentir, no importaba el dolor del trasero en ese momento quería más y más que le diese por la vagina y así de alguna forma compensaba la molestia de su traserito con placer, el muchacho obedeció a la niña y la embistió para largo rato hasta el cansancio, eso lo motivaba a él bastante, a ella gustaba tener ese cuerpo de piel blanca, le gustaba que ese rostro bonito le roce las mejillas, le gustaba recibir besos de esos labios bien formados de ese hermoso muchacho al que deseaba en cada encuentro, Amarilis se había empalagado con el cuerpo de Carlos, ese cuerpo y esa virilidad demostrada la hacían dependiente de él, por eso en ese desconcierto de molestia ella lo fue a ver para que no se fuese en el caballo, deseaba ser suya, el lugar y el momento ameritaban para hacerlo y fue así que ella se entregó a él, los dos se acariciaban, el pene entraba y salía rítmicamente ya no tan aceleradamente, pero tanto así para que ella sintiese esa penetración con delicadeza, el muchacho obediente de los deseos la penetraba suavemente, ella sentía, sentía y sentía ese cuerpo, ese pene y esas caricias, quedaron exhaustos de tanto sexo tirados los cuerpos en el ...