Mi esposa argentina 6 parte 10 (Final) - Relatos Eróticos

Mi esposa argentina 6 parte 10 (Final)

... reflejo de Fernanda, enloquecida y entregada ya al desenfreno y ella ahogaba sus propios gemidos en las bocas y en las vergas que ocupaban su boca.

Y el hombre del cigarro, delgado, macilento, fue el primero que le dio por el culo, haciendo una doble penetración, que fue festejada por los demás con sonrisas y apagados vítores.

Y en todo momento Hakim era el maestro de ceremonias concediendo los turnos y las esperas.

Y las dobles penetraciones se sucedían y algunos se corrían dentro de ella y de sus preservativos y otros se los quitaban y se corrían dentro de la boca de mi esposa.

Pero todo era hecho con gran calma, con tranquilidad y la que más discordaba con ese clima etéreo era la propia Fernanda, cada vez que se corría estruendosamente, gimiendo, insultando, chillando como una gata en celo por momentos.

Y luego la llevaron al sofá y siguieron follándola por turnos y el persa le dio por el culo recostado detrás de ella, besándola en la boca, con su barba tupida y renegrida, mientras la enculaba y ella volvió a correr en sus brazos.

Me sorprendió casi que Joselu no participara en la orgía, lo vi correrse un par de veces masturbándose en soledad.

La mayoría de los hombres quedaban extenuados luego de correrse un par de veces y desnudos se dejaban caer en el suelo, sobre cojines y seguían fumando lánguidamente, como quien contempla un espectáculo.

Las pollas flácidas, los cuerpos escuálidos o fibrosos, algunos obesos, otros riendo y comentando.

Y ...

... por supuesto el último fue el primero, Hakim le dio por el culo sobre la mullida alfombra, tomándola de los hombros, amasando los pechos turgentes gracias a los largos brazos.

La envolvía completamente, el fibroso y musculado cuerpo moreno del marroquí en contraste con el femenino cuerpo de mi esposa blanco como la leche, ya extenuada, hecha un guiñapo, apenas un maniquí que volvía contraer sus nervios para correrse una vez más en los brazos del hombre.

Y aún en ese momento la belleza de Fernanda era acojonante, los marroquíes la miraban extasiados, el fino pelo rubio sobre la carita aniñada y rojiza, el cuerpo sudado y brilloso y cada ángulo y curva de esa escultura humana era de una perfección tallada a cincel, sobre mármol de carne trémula y piel tersa y nívea.

Los pechos hinchados todavía amasados por las manos ávidas de Hakim, la espalda de ella pegada al pecho de él, eran como una sola corporeidad ahora, respirando juntos, latiendo al unísono.

Y las bocas se encontraron una última vez y ambos se corrieron y todo acabó.

El cuento de las mil y una noches había acabado.

Esta vez ella venía en la butaca del copiloto, sin hablar y Joselu, sentado atrás, solo.

_ ¿Quieres que te envié el video?_ le dije cuando se bajó del coche

_Si_ dijo él escuetamente

Comprendí que todo había acabado también con Joselu, que algo había cambiado en él después de ver esta increíble orgia de Fernanda con los marroquíes.

La vio desde afuera realmente, en todo su ...