Pasión inmoral
Fecha: 21/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
PASIÓN INMORAL Por sexoso Me he vuelto un aficionado a ésta página, donde por cierto, además de experimentar enorme placer al leer los relatos, me ha servido para darme cuenta que no es enfermedad recurrir, en ocasiones, a ver fotos de mujeres desnudas, o, eventualmente, a la masturbación, sin importar la edad y el ser casado y, en un momento dado, hasta el recurrir a una relación extramarital. Me defino completamente heterosexual, tengo 36 años, complexión delgada, estatura regular, practico deporte y, a fuerza de ser sincero, dicen que no soy mal parecido. De mi esposa me concretaré a decir que es menor a mi, guapa e inteligente, sin embargo, existe un pero, de lo que no viene al caso extenderme, solo basta con decir que es solo apariencia la imagen que damos de ser un matrimonio ejemplar. No todo es malo, pero… Lo que en realidad quiero compartir con ustedes es la experiencia que tuve con una prima de mi esposa. De ella diré que es dos años menor que mi mujer, soltera, con un cuerpo bien proporcionado; senos firmes y de buen tamaño, cintura estrecha, muy buenas y duras nalgas, excelentes piernas, estatura regular y un rostro bello, pero, sobre todo, derrocha sensualidad a raudales y viste siempre muy sexi. La relación entre mi esposa y su prima en realidad no es muy buena. En realidad Any (así llamaré a la prima de mi esposa) más bien ha permanecido ajena y distante de mi esposa, disfrutando su vida, viviendo su libertad. A Any la veíamos en las celebraciones familiares, ...
... que eran esporádicas y pronto aprendí a dejar de hacer cualquier comentario sobre ella, pues era causa de una segura discusión con mi esposa; mucho menos tener una atención para con ella, porque la cosa se ponía peor. Sin embargo, con disimulo, siempre me deleitaba observándola. Poco a poco, disfrutando de su figura, adivinando las tangas que se le marcaban en sus entalladas prendas de vestir, fue como empezaron a nacer fantasías con ella. En realidad eran solo fantasías, que nunca creí, ni siquiera por asomo, se llegaran a concretar. Además, como lo he dicho, muy poco la veía. Un día, hace cosa de un año, en que me encontraba desanimado por una serie de problemas y diferencias con mi esposa, conduciendo mi vehículo para ir a realizar unas diligencias que me llevarían algunas horas en atender, por lo que había anticipado que no regresaría a comer en casa, cuando, coincidentemente, Any salía de su centro de trabajo a la hora en que le corresponde comer y yo alcancé a verla, por lo que en una hábil maniobra me estacioné para ir a saludarla. Fue la primera vez que lo pude hacer sin estar acompañado de mi esposa. Después del saludo de rigor, me comentó que tenía dos horas para comer y que llevaba prisa, por lo que yo, con toda caballerosidad, me atreví a invitarla a comer, diciéndole que yo no iría a comer con mi familia por los motivos que ya conocen y que así ninguno de los dos comería solo y que, además, serviría para platicar, pues sin mencionarle el asunto, le dije que yo ...