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¡Tienes una hermosa verga!
Fecha: 08/08/2024, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... su estómago sobre mi espalda. Podía sentir el calor de su cuerpo y oler esas feromonas de mujer y sentí esos choques eléctricos cuando sus pezones chocaron sobre mi espalda. Estuvo sobre mi por unos cinco minutos y en ese tiempo me masajeó con sus uñas toda el área de mi cabeza y lo que me hizo que mi piel se erizara. Se bajó y me pidió que me volteara y ahora me ponía la toalla en la zona de mi pene, aunque este había reaccionado y si no estaba totalmente erecto, se podía mirar ya el bulto. Continuó con el masaje y le dedicó varios minutos a mis pectorales y poco a poco bajó a mi abdomen y me dio un rico masaje en las piernas y mi pene reaccionaba a ese toque que me daba en las entrepiernas. Intenté calmar mi excitación haciéndole plática a la vez, pero era casi imposible pues tenía unos pechos con una simetría perfecta para su cuerpo y sus pezones se miraban erectos. De vez en cuando se alejaba de la camilla para tomar más crema aromática y podía ver ese trasero redondo y apetitoso que se tragaba en medio de sus nalgas el hilo dental que era su tanga. Verdaderamente Jessi es una mujer atractiva y creo que también yo a mis más de cinco décadas de vida, le atraía mi físico. Me dio algunos cumplidos por mis piernas y yo le había dicho que eran producto de jugar al fútbol y tenis. Al igual que lo había hecho cuando estaba acostado sobre mi estómago, Jessi hizo lo mismo ahora que estaba sobre mis espaldas. Removió la toalla que cubría mi miembro, subió a la cama y reposo ...
... su pequeño cuerpo sobre el mío y me ponía su rostro cerca del mío. Podía sentir sus pezones erectos y realmente no sabía qué hacer y fue ella la que sobre mí comenzó con una plática donde podía observar esa sonrisa coqueta y melosa de Jessi. -¡Eres un hombre muy guapo! ¿Estás casado? -hasta entonces identifiqué en algo su acento. -No… no soy casado. ¡Y tú realmente eres una chica muy hermosa! ¿Tú estás casada? -Si… si estoy casada. -¡Qué suerte la de tu esposo! ¡Que belleza de la que disfruta todos los días! -y ella sonríe. -¿Le parezco bonita? -Eres una mujer muy hermosa y no sé si podré contenerme en no tocar más allá de lo que no puedo tocar. -y Jessi me sonríe. Tener a esta mujer casi desnuda sobre mi y con las ganas de tomarla totalmente fue un reto bastante difícil de conllevar. Ella me miraba con esos ojos almendrados y sabía que me tenía excitado, pues sentía el calor de su cuerpo y sus pezones erectos sobre mis pectorales. Quería tomarle de las nalgas, pero no me atrevía… no sabía en realidad a lo que estaba abierta esta chica en conllevar. Ella me lo preguntó: -¿Y qué es lo que quiere tocar? -¡Todo! Aunque verdaderamente me pican las manos por tomarte del trasero. -le dije mirándole a sus ojos oscuros. -¡Hágalo...! Le doy permiso para que lo haga. Le tomé el trasero y lo comencé a masajear. Se podía sentir unos glúteos firmes y al acariciar su piel, podía sentir como esta también se erizaba. Sabía que al igual que yo estaba excitada, ...