1. Un trío improvisado


    Fecha: 04/09/2024, Categorías: Jóvenes Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    También ayudaba nuestra juventud y que el lugar se prestaba para fingir que estábamos de vacaciones.
    
    Para cubrir los objetivos, nos dividimos en pequeños equipos de trabajo, yo me quedé con un compañero y una compañera con los que ya había trabajado anteriormente, así que todo marchaba muy bien. Tan bien que una tarde, luego de las tradicionales cervezas post jornada, los tres empezamos a hablar de nuestras experiencias sexuales. Íbamos de nuestros fetiches, a contar experiencias buenas y malas, fantasías y chistes. Hasta que empezamos a insinuarnos un trío.
    
    La habitación de hotel en la que estábamos pasando las noches contaba con dos camas matrimoniales. La decencia de los primeros días nos hizo repartirlas para darle la mayor de las comodidades a la dama, pero eso estaba por cambiar. Esa noche, nos sugirió burlonamente que estrecháramos la amistad con una paja mutua, aprovechando también que el calor de la región nos obligaba a dormir algo ligeros.
    
    Decidimos acostarnos cuando se terminó el cuarto paquete de cervezas, pero a los pocos minutos interrumpió la vocecita de ella pidiendo que le hiciéramos un hueco porque tenía frío. Accedimos y ella, enfundada apenas en un short y una blusa de tirantes, se escurrió entre nosotros.
    
    Algo volvió a interrumpir mi noche algunos minutos después. Era el sonido de un beso muy caliente, que acontecía justo enfrente de mí. Yo no me estaba yendo invicto, pues el culo de ella se restregaba en una erección inconsciente y nocturna ...
    ... que había encontrado justo al otro lado de la cama. Me saqué del shock inicial para aprovechar la situación y empecé a acariciar el cuerpo femenino que exudaba las ganas de ser doblemente empalado. El calor entorpecía un poco los tres pares de manos, de manera en que intercambiamos caricias en las pieles que poco tiempo tardaron en descubrirse completamente.
    
    Ella se giró y empezó a besarme, quizá para asegurarse de que también contaba con mi consentimiento. Continué enredándome en la red de manos que se había tejido entre las sábanas, mientras sentía sus calientes y carnosos labios aprisionando los míos, con su lengua danzando lascivamente dentro de mi boca.
    
    Cuando me di cuenta que ya todos estábamos desnudos, ella volvió a voltearse, restregando sus nalgas sobre mi verga. Rodee su torso con mis manos y aprisionar sus pechos, masajeándolos suavemente y soltándolos de vez en cuando para pellizcar sus pezones, mientras frotaba mi pene entre sus nalgas. Nuestro compañero tomó su cabello para dominarla y empezó a follar su boca con su lengua, en un lujurioso y ruidoso beso. Con su otro brazo empezó a acariciar su clítoris, metiéndole un dedo de vez en cuando para lubricar la zona. Ahí descubrí que ella era ambidiestra, pues tomó los dos penes que la amenazaban para masturbarlos con igual maestría, primero disfrutando su longitud entera para sorprendernos con un explosivo movimiento que se detenía cuando nos presentía cerca del orgasmo. El mío, clavado entre sus nalgas, el ...
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