Esclavo de una puta Ucraniana 2 - Relatos Eróticos

Esclavo de una puta Ucraniana 2

... restaurante de la zona que conocía. Aparque en doble fila enfrente del lugar donde trabajaba, aun no estaba y aproveche para estirar mi traje y recolocar la corbata. Quince minutos después, dude si estaba ocupada o le gustaba hacerse esperar. Antes de llamarla, decidí esperar otros 15 minutos y no me respondió. Volví a llamarla 5 minutos después.

- ¿Si, dígame? (contesto con sequedad).

- Valquiria, soy yo, su pretendiente sumiso… La estoy esperando donde me dijo…

- Hoy no iré… Puedes marcharte.

¿Estaba jugando conmigo? Sentí rabia e indignado respondí

- ¡Pero, si es Ud. la que prácticamente me ha ordenado que la llevara a cenar!

- ¿Prácticamente? (pregunto socarronamente) Veras, no quiero que te pongas pesado. Tú y yo sabemos que el que está ansioso por verme eres tú, así que deja ya de hacerte el ofendido. Nos veremos mañana, manda un taxi para que me recoja en el mismo sitio, a la misma hora, con la dirección del restaurante… Chao.

Me fui frustrado, me excuse ante el restaurante y reserve para el día siguiente. De camino, poco a poco fui comprendiendo que la Domina me había puesto a prueba por primera vez. Recibí un washap en el que me castigaba por ser insolente a no tocarme la polla.

¿Cómo sabia que me pajeaba todas las noches? La suplique perdón y di las gracias por molestarse en reeducarme.

Pase la noche pensando que era mucha Mujer para mí, que a pesar de ser más joven, había tenido más relaciones que yo, leía a las personas como una ...

... psicóloga y sabía que la convenía… sin duda era superior a mí y solo podía aspirar a seducirla obedeciéndola, sirviéndola y superando todas las pruebas a que me sometiera.

Al día siguiente intente no adelantarme mucho a la hora que habíamos quedado en el restaurante. Llego tres cuarto de hora tarde.

A través de la cristalera vi un taxi detenerse y su inconfundible cabello rubio reflejarse en el cristal. Abrió la puerta trasera y corrí a recibirla.

La Valquiria iba con un abrigo de cuero negro con un cinturón ajustado su cintura y parecía que iba desnuda pues lo que se veía por debajo eran sus largas y torneadas piernas sobre unos tacones de aguja… Al llegar a su altura con el aliento entrecortado por la carrera, me tendió la mano enguantada para que la besara, la salude encantado y me ordeno que pagara al taxista. Por el precio resulto evidente que había esperado largo rato o que no había venido directamente.

Se colgó de mi brazo, acompase mi paso al suyo y me sentí orgulloso de entrar juntos en el restaurante. Nos dirigimos a la mesa, se quito los guantes y eligió el sitio donde iba a sentarse… Mientras trasladaba mi copa de lugar, se desabrocho los botones del abrigo de Dominatrix que llevaba y entonces pude ver que llevaba un vestido de látex con escote prominente que aprisionaba sus sensuales curvas…

Me coloque detrás para ayudarla a quitarse el abrigo y aparte la silla para que se sentara como lo haría un caballero. Quería seducirla con una atención exquisita, ...