Vacaciones Inolvidables 7
Fecha: 24/09/2024,
Categorías:
Hetero
Incesto
Infidelidad
Autor: Riseva, Fuente: SexoSinTabues30
... suave, sus nalgas redondas y firmes.
– Ahora da la vuelta – me entretuve en sus pechos bien formados, de tamaño mediano, con unas areolas rosadas e inchadas y sus pezones apuntando hacia mí amenazantes. Quién se iba a imaginar que una niña como ella, de apenas 14 años tuviera esos hermosos pechos.
Luego bajé por su estómago y su pelvis. No necesitaba bronceador allí, pero no pude evitar que mis dedos jugaran con sus labios vaginales y su clitoris. Continúe por sus piernas al notar que ella había comenzado a empujar su pelvis contra mis dedos.
– Ahora tú – me dijo.
Le di la espalda y comenzó a embetunarme tal cual lo hice yo. Después por delante, me di cuenta que le gustaban mis músculo.
– Papi, tienes que cortarte estos pelos, me molestan – dijo pasando sus dedos por mi pelvis.
– Pero no tienes que echarme bronceador allí, voy a estar con pantalón de baño – se sonrió y cambiando de mano el pomo, con la otra mano, la que estaba sin aceite, tomó mi miembro y lo metió en su boca. Cada chupada la sentía hasta en mis testículos y mi ano.
– Papi, lo quiero – dijo sacándolo de su boca y echándosehacia atrás abrió sus piernas dejando su hermosa vulva a mi disposición.
– Si, ...
... bueno, creo que es lo mejor – dije poniendo mi miembro a la entrada de su vagina empujando lentamente. Una especie de quejido reprimido salió de su boca. De manera lenta y profunda comencé a entrar y salir. Lo sacaba casi todo y volvía a entrar profundamente, cada uno de estos movimientos provocaban un quejido. Cada vez iba aumentando la velocidad y los quejidos se fueron transformando en gemidos, me di cuenta de que venía su orgasmo y le dí con todo.
Saqué mi flacidez goteando y ella bajó las piernas rendida, me arrodillé y besé sus mojados labios mientras mi leche espesa comenzaba a salir.
– No! – me dijo empujando mi cabeza y cerrando sus piernas.
– Llévame al baño –
La tomé en brazos y la llevé al baño, se sentó en la taza mientras lavaba mi pene. Luego le pasé agua para que se lavara y después nos pusimos nuestros trajes de baño y nos fuimos a la playa. Ella me miraba y sonreía mientras caminábamos de la mano. Estaba feliz, nada puede hacer más feliz a un padre, ver que su hija es feliz, con mayor razón si el causante de su felicidad era yo.
Siempre dicen que las hijas se enamoran de sus padres. Éste era un caso, una hija enamorada del padre y el padre enamorado de su hija