1. Sufro de fiebre sexual por falta de macho


    Fecha: 22/03/2018, Categorías: Voyerismo Primera Vez Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... ¿y tú estás segura que esto está bien...? —le dije mientras íbamos en el camión rumbo a Paso del mono.—Claro manita —me dijo—. Mira, de que te desquinte cualquier vato calenturiento, no más por darse el gusto y te deje a medias, pues sin dudarlo. Con este Mateo no vas a quedar insatisfecha, te lo aseguro. Te va a calmar esas ansias que te consumen por dentro. Con él es seguro que vives algo... bueno, pues algo inolvidable. Ya verás.«¿Y ésta cómo sabe tanto?», pensé en aquel momento.Llegamos al pueblo un poco antes del medio día. Nos dirigimos a un billar que también era cantina. A mí me dio miedo entrar a un lugar así. Jamás había entrado en uno pero Gertrudis me animó diciendo que no había peligro.Pese a las palabras de mi cuñada, a mí sí me entraron escalofríos al sentir las miradas de los hombres que voltearon a vernos nomás entramos. Parecía que nos desnudaban nomás con su vista. Todos se me hicieron de mala pinta. Toscos; mugrosos; maleantes... no sé, pura gente mala.No vi mujer alguna, lo que nomás me metió más miedo. Ya estaba dispuesta a agarrar a mi amiga y salir a toda prisa del lugar pero......un hombre de cuarenta y tantos años se nos acercó y saludó afectuosamente a Gertrudis.Tan familiar fue su saludo que creí que la besaba en la boca, y por poco. Nomás porque Gertrudis le ofreció la mejilla sino por poco la besa en los labios.El tipo cruzó unas cuantas palabras con mi cuñada mientras que yo lo veía de abajo a arriba. La verdad sí se veía atractivo. Tenía porte ...
    ... y algo que lo hacía destacar de los demás hombres del lugar. Era como que se sabía muy seguro de sí. Luego él me vio.Tan intensa era su mirada que me sonrojé.—Hola Olivia —me dijo, al mismo tiempo que se aproximó a unos centímetros de mí.Yo le respondí un tanto nerviosa.—Hola... Mateo, ¿verdad?«Debí dejar que él me dijera su nombre», pensé pero ya era tarde.—Sí. Pero no te pongas nerviosa —me dijo—. Aquí todos somos de confianza.De repente me dio un beso justo en los labios. No me lo esperaba.—Caray, tu prima me había dicho que eras bonita pero se quedó corta —me dijo en un susurro tan bajito que, creo, ni Gertrudis escuchó.—En realidad no somos primas, mi hermano... —Gertrudis, haciéndome señas rápidas, me indicó que no le siguiera, fue así que ya me quedé callada.No sé cómo, pero en un rato más, en aquél lugar que tan amenazante me había parecido en un principio, me pasé una de las tardes más divertidas que podía recordar.Mateo me hacía sonrojar y reír a la vez. Me enseñó a jugar billar; cartas y cubilete. Incluso hicimos equipo en el dominó y les ganamos la quincena a unos amigos suyos. En un par de horas allí, ya hasta ni me acordaba el motivo original que nos había llevado a Paso del mono. Para mí ese era sólo un día muy divertido.No obstante, en un momento en que fui al baño, al regresar, me llevé tremendo susto en el pasillo cuando alguien me tomó de la cintura y me pegó a él. Me besó con tal enjundia que el grito que quise dar quedó ahogado por sus labios.Después de ...
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