Entregarme al Dogo Argentino
Fecha: 04/11/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Zoofilia
Autor: Madresex, Fuente: SexoSinTabues30
... montarme y yo me sentaba. Por tanto, me empujaba, se me encaramaba por los hombros, sobre mi cabecita, su fuerza era tal que iba yo a dar al suelo más de una vez, jaja. En una de esas, me acosté sobre la alfombra y elevé mi cadera, con mis piernas abiertas. Sentí un escalofrío agudo cuando el hocico del perro se apoyó firmemente sobre mi pubis, para sacar su lengua y darme unos lametones en la vagina que, a los segundos, me provocaron un orgasmo fantástico!
-Aahhh amor, mmmm, qué divino me hiciste sentir !! -Eso decía entrecortadas palabras mientras mi cuello se ladeaba y mis ojos se cerraban de placer.
Moncho se aproximó a mi rostro, ya su verga se asomaba desafiante, quería montarme e imponer su condición de macho dominante sobre su perra en celo. Hipnotizada por la verga del perrazo, se la toqué con mis manos y la tomé con ellas para masturbarlo, agitó y contorsionó para descargar su viscoso semen sobre buena parte de mi abdomen, tetas y rostro. Se alejó para limpiarse mientras yo me restregaba su acabada concentrada en el placer de estar bañadita por fluídos seminales. Al ratito, me llegué hasta donde Moncho estaba echado, me puse de espaldas a él quedando mis nalgas muy próximas a su funda que, recelosa, guardaba el falo exquisito del animal. Me movía para incitarlo cual culebra haciendo vaivenes sobre él, hasta que logré que se parase, me incorporé y lo besuquié mucho, froté su funda para que su desafiante verga empezara a salir en busca de batalla. Mojando con ...
... mis jugos mis pechos, puse a Moncho a darme pasones de lengua y pequeños intentos de mordidas que me llevaron al cielo. Hábilmente, me fui poniendo debajo del fornido chucho hasta lograr darle lamidas con mi ansiosa lengüita a su palo rosado y venudito, me sabía tan divina su textura, sus babitas las saboreaba sin cesar:
-Mmm, qué rico mi macho sabe tu verga, adoro lamértelaaa…. -Lograba balbucear mientras degustaba con roces linguales su pene.
La ventaja de un perro de raza y de haber estado con él en ateriores opotunidades, me permitían ahora engullir su falo cual loba hambrienta, y poder chupárselo para calentarme mucho, mucho, ya que mamar es algo que me enloquece y disfruto ‘in extremis’. Sedienta, mamé la verga de Moncho hasta que éste descargó su leche perruna, haciéndome tragar casi toda su potente venida:
-Uuuyyyy, jajaja, qué llegada te echaste chiquillo, eh? Y mami se bebió todoooo, jajaja….
Moncho se hizo a un lado pero esta vez frenéticamente buscó montarme, me encantó su bravura, su ímpetu, así que dócilmente me puse en cuatro patitas, abriéndome mucho, bajando mi cadera y con mis senos pegados al frío piso para sentir esa especie de torturita en mis pezones. El grandulón empezó sus intentonas montándome y empeyándome con su punta de lanza carnosa, aquellos toques me hacían gemir y erizar la piel, hasta que se produjo la fuerte penetración del viril fortachón a su sumisa perra:
-Aaggh, aayy, qué rico así, así…. vamos papi, cógete a tu nena, vamos, ...