La novia de mi amigo me dio el culo, pero se negaba a mamar
Fecha: 13/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Apenas me habló me di cuenta de que Alexandra se encontraba borracha, y al no ver a mi amigo, le pregunté a su novia que le sucedía.
Sin perder tiempo comenzó a decirme que, quería darle celos a su novio, ya que él se fue a tomar un curso fuera del país, razón por la que ella había asistido a la cervecería, para bailar con todos los chicos que pudiera, y de que estuviera usando ese trajecito tan corto, y revelador, que a mi amigo no le gustaba que ella usara.
Yo seguí bebiendo con la novia de mi amigo, y ocasionalmente la saqué bailar, pero no fue hasta que no quedó ninguno de nuestros conocidos, que comencé a decirle lo bien que ella se veía con ese lindo vestido, que yo no entendía como mi amigo no le gustaba que ella lo usara, ya que estaba tremendamente hermosa.
Riéndose me confesó que en esos momentos no estaba usando nada bajo aquel pequeño vestido.
Le comenté que para hacer que un hombre tenga celos, lo importante no es tan solo querer hacerlo, sino que debía darle verdaderos motivos para celarla.
Entre los halagos, los consejos que le fui dando, la manera en que agarraba su cuerpo, a medida que bailábamos, y mi manera de hablarle al oído, la hice sentir bien.
Por lo que cuando le comenté que podíamos ir a mi casa para disfrutar de un lindo amanecer desde el balcón.
La novia de mi amigo, sin pensarlo mucho de inmediato me respondió que sí, cuando llegamos, yo continué portándome como todo un caballero, puse algo de música, le serví un dulce y ...
... delicioso trago, que se lo bebió casi sin respirar.
Para luego invitarla a bailar a media luz, al tiempo que mientras lo hacíamos, continué halagándola, diciéndole lo bella que estaba, que ese lindo vestido parecía que fuera parte de su piel.
A medida que se lo fui diciendo, con mis manos las fui deslizando hasta sus nalgas, y como no me detuvo, ni me rechazó, decidí continuar.
En esos momentos ella, se sentía tan cómoda y segura entre mis brazos, que no se le ocurrió decirme que me detuviera, cuando al tiempo que seguíamos bailando, suavemente hice que su vestido se deslizase hasta el piso.
De momento se encontró completamente desnuda ante mí, y realmente bajo aquel pequeño vestido la novia de mi amigo no llevaba más nada puesto.
Lo mejor de todo es que no se mostró para nada avergonzada, quizás por escucharme decirle en ese preciso instante. “Que su cuerpo sería la envidia de todas las diosas griega”, continuamos bailando, acariciándonos, y besándonos.
Hasta que muy suavemente la fui conduciendo hasta mi habitación, de seguro se imaginaba, lo que estaba por suceder, pero no tuvo la voluntad de decirme que no.
Es más ya en la cama, continué besándola de manera ardiente, por todo su cuerpo, mientras que, cerrando sus ojos disfrutaba del placer que le estaba haciendo sentir.
Mis labios llegaron hasta su coño, al que por un largo rato me dediqué a mamarle, a medida que ella chillaba y gemía de placer, y cuando ella estaba de lo más excitada, dirigí mi boca a ...