Entrega total (Capítulo 5)
Fecha: 24/03/2018,
Categorías:
Dominación
BDSM
Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos
... estimulación y la arrancó otro más mientras la seguía morreando. —Tráeme una copa de ginebra, —ordenó después de tenerla un rato más en su regazo. Marta salió corriendo y a los pocos segundos estaba de regreso, le dio la copa y se acurrucó a sus pies. Saboreó la copa despacito y cuándo termino la preguntó—: ¿quieres que demos un paseo por la finca? —Marta ilusionada afirmó con la cabeza—. Pues ponte las zapatillas de deporte. Salieron al exterior: Paco con un pantalón corto y Marta desnuda con sus deportivas. Estuvieron paseando un rato largo por entre los olivos e incluso por cerca de la valla a pesar de que por la linde pasaba un camino vecinal. Mientras andaban la acariciaba el trasero y un par de dedos juguetones se aventuraban por el interior de una muy excitada Marta. Entraron en la casa para cenar y se fueron pronto a la cama. Por supuesto la estuvo follando un buen rato antes de dormir. El día siguiente iba a ser muy intenso y quería que Marta estuviera descansada. La dejó dormir hasta las nueve. La despertó y no la dejó desayunar. La puso un enema para que evacuara el intestino: la quería vacía. Mientras hacía efecto, y a pesar de los retortijones se la estuvo chupando hasta que se corrió. Después evacuar y asearla, entraron en el dormitorio. —Ya sabes que este finde va a ser muy especial, —empezó a decir su amo mientras de una caja sacaba unas sandalias con un tacón de 12 cm y se las empezaba a poner—. Vas a sufrir un castigo como nunca has llegado a padecer. Te voy ...
... a marcar, te voy a hacer sangre, te voy a golpear hasta que me canse. Voy a ser muy cruel. Voy a experimentar contigo unas torturas atroces para ver cuál es tu límite. Y ten una cosa clara: por mucho que supliques no voy a parar, seguiré hasta que nos vayamos el domingo por la tarde. Después, si quieres, puedes regresar a la puta casa de dónde te saque a continuar la miserable vida de llevabas antes de conocerme. Marta no dijo nada, pero cada vez estaba más excitada. La certeza que lo que iba a suceder la mantearía al borde del orgasmo. El amo la colocó en los pezones unas pinzas dentadas con campanitas lastradas y otros iguales en los labios vaginales. Solo con el roce de los dedos al colocarla las campanas y el punzante dolor de las pinzas al clavarse en la carne casi se corre. Después la puso unas muñequeras de cuero y las unió por detrás de la espalda. A continuación, abrazó su cuello con una correa de perro y tirando de la cadena la sacó de la habitación. La paseó por toda la casa con el tintineo constante de las campanitas. Incluso salieron al porche. Tenía que andar con las piernas un poco separadas y el movimiento de las pesadas campanas hacia que los labios del chocho se abrieran y cerraran, mientras que los pezones, tensos hacia abajo se balanceaban también dolorosamente, y de pronto, cuándo regresaron al interior, Marta se paró, se contrajo y tuvo un orgasmo que la hizo gimotear mientras sus fluidos la resbalaban por la entrepierna. —¿Por qué te has corrido sin mi ...