Mi esposa y nosotros
Fecha: 14/12/2024,
Categorías:
Intercambios
Autor: siemprealpalo, Fuente: RelatosEróticos
... la lengua en su boca.
Allí empezó a quitarse el vestido que cayó a sus pies, levantó las sandalias y lo apartó. En ropa interior, con su mano en mi verga, caliente y cada vez más dura se quitó los corpiños quedando con esa tanga roja de seda que le quedaba maravillosa y la uncía a sus caderas dejando tan solo un triángulo delante. Me besaba las tetillas, mientras yo le pasaba la mano por su concha, caliente y jugosa. Y así se agachó y empezó a ver la porno y a lamerme el pene. De abajo hacia arriba, hasta que la puso en la boca y empezó a chuparla. Se tocaba la concha.
En un rato estaba ya dirigiéndose a la cama. Se puso de cuatro. Le quedaban esas sandalias de maravilla mientras su tanga roja con uncidos a la cadera mostraba su cuerpo inferior y su espalda. Había ido al Spa y allí le hicieron las uñas, la depilaron y la masajearon muy bien, no miento si digo que era una diosa puta en esa cama. No sabía qué le esperaba. AL rato más y más y yo empecé a meterle mi verga despacio, ella se miraba a los espejos y gemía de placer. Pedía más aceite. Yo la satisfacía. Y empezó a chupar un consolador de silicona color violeta. Que tenía en la punta si apretaba un líquido casi semén caliente que podía entrar en su boca o dónde quisiera.
Luego de más de 20 minutos, estaba muy caliente y excitada. Yo le decía si no quería que se la garche otro tipo con una gran verga. Mientras yo la acariciaba le ponía eso y me masturbaba. Me dijo que sí que estaba anhelando eso y me preguntó ...
... si no me podría celoso...
Le dije que en absoluto, ya había mandado el mensaje al otro. A los 10 minutos, golpeó la puerta, ella preguntó quién era, le dije, otro macho que deseas ahora probar y gozar. No, me dijo, y yo abrí la puerta. Entró y ella lo vio, un tipo moreno, alto, corpulento y que la miraba y la saludaba. Su aparato se notaba creciendo debajo del pantalón. Y ella dijo algo así como “no sé, después veremos si no me gusta te digo” Y me miró a mí, mientras le ponía más y le masajeaba con aceite el ano y la concha, toda la raja.
Él salió del baño, desnudo, la pija bien erguida y dura, interesante y un tanto ancha y larga, con el glande rojo, que quería “explotar”. Nos servimos champagne. Y en un momento, él sentado en la cama a su lado, ella le agarró el pene, y lo empezó a recorrer con su mano, mientras lo miraba a los ojos, Empezó a pajearlo despacio, y a tocarle la punta del glande de los labios salía jugo caliente, ella se dio un poco la vuelta de costado me miró y comenzó a lamerle la punta y sacarle y beber ese jugo. Se levantó salió de la cama, así con sus sandalias y su tanga roja de seda amplia. Y le dijo si le gustaba, que bailemos y que la arrimes por detrás. Se puso para él detrás, y él le apoyó su tremendo aparato. Ella me miraba y sacaba su lengua y me sonreía diciéndome “esto es lo que querés”. Sï le decía ya masturbándome. Así él le metió sus dedos en la vagina y ella pidió en la concha, mientras le hacía la tanga a un lado. Eligio ella un lugar ...