1. ¡Qué rico, por los pies!


    Fecha: 16/12/2024, Categorías: Transexuales Autor: IsisVal, Fuente: CuentoRelatos

    ... siente qué duro me lo pones, puta”; “Sí me gusta, papi, se siente durísimo, se te siente bien rico, tienes un pito rico, mi amor”. Armando se levantó, tomó mis pies y los juntó alrededor de su pene, ya liberado de la trusa, y mientras me los sostenía en el aire a la altura de su verga, comenzó a bombear, se estaba cogiendo mis pies envueltos en unas medias de nylon negras y yo lo disfrutaba como si estuviera bombeando mi culo. “Así, puta, estás bien buena, mira cómo te gozo completa. ¿Cuántos cabrones te han cogido por los pies, putita?, ¿cuántos?” “Ninguno, mi amor, tú eres el primero; me estás dando verga como nadie lo ha hecho, papacito. Dame más verga por los pies, corazón, termina en mis pies”. El señor Armando terminó en mis plantas, un chorrito incluso fue a dar a mis muslos.
    
    Pasaron algunos minutos cuando empezamos a fajar otra vez; esta vez nos desnudamos por completo, aunque yo conservé mis medias. Ya en la cama, él me pidió que me sentara frente a él; cuando iba a ensartarme en su verga parada, me pidió que me alejara más, a la altura de sus pies. Yo obedientemente lo hice y quedé en cuclillas, con las nalgas sobre sus pies.
    
    Entonces el señor ...
    ... Armando empezó a juguetear con los dedos de sus pies en mi ano; sentí tal placer indescriptible que de nuevo me vi sorprendida entre mis propios gemidos. “Pinche puta caliente, le entras a todo en la cama, ¿verdad?, por eso tu jefe no te suelta, una puta así no se encuentra diario”. Las caricias de sus pies en mi culo eran tan exquisitas que estaba llegando al clímax; seguro el señor Armando lo notó porque de momento se detuvo, prácticamente me cargó hacia él y me sentó sobre su verga dura, que entró con una facilidad impresionante en mi ano.
    
    Yo me ensartaba frenéticamente sobre esa verga que bombeaba debajo de mi ser entre ruidosos gemidos. “Así, puta, así gime, gime como la pinche puerca que eres; vuélvete loca, enamórate de mi verga, pendeja”, “sí, sí, corazón, me fascina tu verga, me encanta lo que le haces a mi culo; no pares, dame más verga, corazón, usa mi culo, gózalo a tu antojo”. El señor Armando me llenó el culo de leche entre tremendos jadeos que dábamos ambos de lo rico que habíamos cogido. Yo me sentía más puta que cuando subí a su cama: había descubierto un fetiche nuevo, ¡y me encantó!
    
    Luego de eso, no queda más camino que compartirlo con ustedes. 
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