1. Mar Sensual: Otro que abusa de mi en la oficina


    Fecha: 28/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: MarCaliente, Fuente: CuentoRelatos

    Cierto día en mi trabajo me quedé más tarde a terminar mis labores. Se habían acumulado las cosas y tenía que acabarlas. Hace días a la oficina llegó un colega, más joven que yo, de 26 años, podría ser mi hijo. Ernesto, así se llamaba, era muy trabajador y atento, desde que me conoció mostró cercanía hacia mí. Durante los primeros dos meses todo era normal, servicial y algunas veces coincidimos para ir a comer. Su plática era amena y entretenida, teníamos gusto por la lectura y otras cosas más. Noté que a partir de esos momentos se interesó más en mí, se mostraba más atento y ocasionalmente actuaba un poco más de la cuenta.
    
    Era discreto y respetaba el espacio, pero cuando estábamos solos era más abierto. Yo no le di importancia a ello y mi actuar era normal. Un día que estaba sacando copias, observé su reflejo a través de la puerta de vidrio y vi cómo me miraba mis caderas, yo seguía sacando copias y no se movía de ahí. Ese día llevaba falda algo corta, medias de liguero y tacones. Me incliné para desatorar unas hojas y vi como él también se inclinaba, supongo para ver debajo de mi falda, pero lo que me sorprendió fue ver que también se agarraba su bulto por encima del pantalón al estar observándome. Eso me dio mucho coraje, pero a la vez me excitó, me calentó el hecho de saber que le llamaba la atención a pesar de mi edad.
    
    Permanecí unos momentos más inclinada para calentarlo. De repente volteo y lo descubro con la mano en la masa, rápidamente la quita de ahí y se ...
    ... voltea. Paso cerca de él y lo saludo:
    
    - Hola ¿Cómo estás?
    
    - Bien, todo bien, esperando para sacar copias, con las hojas ocultaba esa parte de su cuerpo.
    
    - Con toda la intención le pedí me las mostrara y pude observar su palo parado, se le veía a través del pantalón y además se le veía una mancha de humedad en él. ¿Son muchas las que vas a sacar?
    
    - Algunas, me contestó nervioso.
    
    - Estaba excitada y coqueta le pregunté ¿Quieres que te ayude?
    
    - No, no, yo puedo solo, me respondió.
    
    - Ok, nos vemos después. Me di media vuelta y contoneándome provocadoramente me alejé de ahí.
    
    A partir de ese momento decidí jugar con la situación para ver hasta donde llegaba. Hay compañeras más jóvenes y atractivas que yo como para que se fije en una mujer madura, pero en fin, decidí seguirle la corriente cuidando las formas. Cuando iba a mi oficina, se quedaba más tiempo platicándome cosas de su vida, de su novia, de sus aficiones, del trabajo. Yo sólo lo escuchaba y ocasionalmente le preguntaba al respecto. Se sentaba al lado mío y de reojo me daba cuenta que con su mirada repasaba mi cuerpo, sobre todo cuando llevaba falda y cruzaba las piernas. Este atrevimiento contrastaba con su actitud hacia mi cuando platicábamos. No pasaba los límites y sus comentarios no eran insinuantes, hasta ese momento. De hecho, era yo quién en ocasiones en la conversación hacía expresiones pícaras o de doble sentido y él sólo se reía o sonrojaba.
    
    Un día que salimos a comer, me preguntó que como ...
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