Una noche de fiesta con mi hermana
Fecha: 01/03/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: miriammimi, Fuente: RelatosEróticos
... más que eso. Pero en ese momento, teniendo su cuerpo pegado al mío más tiempo de lo que lo había tenido nunca, con su pelo cubriéndome la cara, ese olor me envolvía de una forma más intensa como nunca anteriormente, y además de gustarme por primera vez me estaba resultando cada vez más excitante sexualmente. En combinación con la presión de la vagina contra mi pene, el tacto y el calor del cuerpo de mi hermana contra el mío y su culito desnudo contra mi regazo, su lengua y su aliento cálido haciéndome cosquillas contra mi oído, me provocó un estremecimiento que me llegó hasta los pies y que creí que me iba a hacer estallar.
Ya me sentía mucho más excitado que incómodo por estar practicando sexo con mi hermana. Pero había una cosa que me reconcomía un poco, y es que hasta el momento el sexo se había basado en sentir, tocar, oler, y yo quería ver a mi hermana desnuda, contemplarla mientras le estaba haciendo el amor. Por eso, cuando sentí que apartaba la boca de mi oído, supongo que para volver a besarme en los labios, aproveché y colocando las manos sobre su vientre, la empujé un poco hacia atrás. Ella no ofreció resistencia y echó la espalda hacia atrás, quedando sentada encima de mi regazo con la espalda recta, colocó las manos sobre mis muslos desnudos, y en esa postura continuó moviendo las caderas hacia adelante y atrás, respirando fuertemente y gimiendo flojito, con la vista hacia mi pero mirando por debajo de mis ojos, sin fijar sus ojos en los míos. Por fin pude ...
... contemplar bien a mi hermana; por desgracia seguía llevando el vestido, que la tapaba de cintura hacia abajo, pero pude ver sus bonitas tetas bailar al ritmo de sus movimientos de cintura y, sobretodo, pude ver la cara de mi hermana mientras me la follaba. ¡Y cómo me excitó! la conocía de toda la vida, la había visto enfadada, triste, con miedo, riendo, sonriente, y mil expresiones más, pero nunca le había visto la expresión de ese momento, una expresión que yo, como su hermano, nunca debería haber visto. Tenía el pelo sobre la frente un poco húmedo de sudor, las mejillas un poco enrojecidas, la boca medio abierta, y en el rostro mostraba una expresión de placer que nunca le había visto, que me excitó e hizo que la encontrara extremadamente guapa.
Volví a sujetar su culo, me excitó enormemente poder tocárselo mientras la miraba a la cara, y aumenté la fuerza de los movimientos de mi pubis hacia arriba, provocando que Miriam emitiera un gemido, y entonces finalmente me miró a los ojos. Me sonrió, y yo no pude evitar mascullar entre dientes "¡oh Miriam!", y me habría gustado añadirle algo más como "¡te estoy follando, hermana!" o al menos un "¡oh, como me gusta!", pero aunque seguro que lo encontraréis absurdo teniendo en cuenta lo que estábamos haciendo, me sentí incómodo y avergonzado de decirlo en voz alta, y las palabras murieron en mi boca antes de pronunciarlas.
Nos miramos a los ojos unos instantes, sin dejar de movernos ni de gemir, y apartando las manos de su culo ...