1. Una noche de fiesta con mi hermana


    Fecha: 01/03/2025, Categorías: Incesto Autor: miriammimi, Fuente: RelatosEróticos

    ... dentro de ella,...) pero, aunque seguía estando excitado y con ganas y no tenía ningún problema para mantener la erección, sentí que no podía llegar hasta el punto de tener un orgasmo. Así que me quedé un buen rato quieto, intentando llegar a él, mientras Miriam seguía masturbándome tranquilamente con la vista fijada en mi pene. No es que no lo hiciera bien, al contrario, era la mejor paja que me habían hecho nunca, y eso incluyendo todas las que me había hecho yo mismo, ¡y tenía experiencia de hacía muchos años! Me encantaba como me lo estaba haciendo, usando tan solo las yemas de tres dedos, en contraste a las que yo me hacía usando toda la mano, pero no había manera de acabar y me sentía más lejos del orgasmo que en ningún otro momento desde que empezamos a tener sexo.
    
    Así que, para intentar excitarme un poco más, alargué la mano en dirección al pecho desnudo de mi hermana. Lo hice lentamente y con cautela, porque no sabía si a ella le iba a importar que lo hiciera, al haberle pasado ya la excitación que la llevó a follar conmigo. Pero no reaccionó cuando le puse la mano encima del pecho, ni siquiera me miró (aunque me pareció que sonreía ligeramente), así que empecé a acariciársela y a pellizcarle un poco el pequeño pezón, que aún se mantenía un poco mayor de lo que estaba al inicio) mientras ella, sin decir nada, seguía deslizando los dedos arriba y abajo por mi pene.
    
    En un momento dado me incliné hacia Miriam y, sacando la lengua, le lamí el pecho izquierdo, que ...
    ... es el que tenía más accesible ya que ella se encontraba sentada en el sofá a mi derecha, mientras ella seguía masturbándome sin inmutarse por lo que le estaba haciendo. Le lamí el pezón durante un rato, pero la posición inclinado hacia ella no me resultaba demasiado cómoda, de manera que volví a acomodarme en el sofá con la espalda recta y volví a acariciarle las tetas con la mano. Y así seguimos otro rato más, y yo seguía sin poder alcanzar el punto de poder correrme. Para variar un poco, e intentando excitarme más, quité la mano del pecho de Miriam y la coloqué encima de su muslo. La deslicé arriba y abajo, acariciando la suave piel de su pierna, y luego poco a poco la fui subiendo, hasta meterla por debajo de su falda, en dirección a su vagina, con la intención de tocársela de nuevo (y luego levantarle la falda y finalmente poder verla). Llegué a tocar la separación entre sus labios vaginales con las yemas de los dedos, pero a esto mi hermana sí reaccionó, y al sentir mis dedos cerró un poco las piernas y echó el culito un poco hacia atrás. Al notar su incomodidad, retiré rápidamente la mano.
    
    Aunque me molestó un poco que no me dejara tocar y mirar su vagina cuando ella tenía desde hacía rato mi pene desnudo en su mano, no quería hacer nada que molestara o hiciera sentirse incómoda a mi hermana. Pero reconozco que no era solo porque me preocupara por ella. También había una parte de egoísmo, porque no quería que se sintiera incómoda por estar masturbándome y dejara de ...
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